YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

La bandera española sigue ondeando en Puerto Rico, gracias a las religiosas de la Orden de Santa María.



Las siervas de María, 200 años ondeando la bandera de España en Puerto Rico

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Sor Maximina, Sor Luisa, Sor Virtudes, Sor Prudencia y Sor Dolores son las cinco [b]siervas de María españolas del hospital de San Juan de Puerto Rico. Desde hace más de dos siglos conservan orgullosas la tradición de hacer ondear la bandera de España cada vez que un buque compatriota visita la isla caribeña. El último barco en hacerlo fue el "Castilla", al que despidieron desde su balcón cuando abandonó el 9 de mayo el puerto en el que hizo escala antes de regresar a España tras varios meses de operación humanitaria en Haití.

Hace más de dos siglos las siervas de María de Puerto Rico recibieron lo que hoy consideran su tesoro: la bandera de España. Había pertenecido a un buque mercante, el “Antonio López” de la Compañía Transatlántica Española que fue atacado en varios navíos estadounidenses durante el año del desastre, 1898.

Cuando los cañonazos del USN Yossemite anunciaron la muerte definitiva del mercante español, muy cerca de San Juan de Puerto Rico, un marinero moribundo nadó hasta tierra para llevar a buen recaudo la enseña nacional.

Un hombre de origen gallego recibió al marinero en la orilla y le juró entregar la bandera a quien mejor pudiera custodiarla. Escogió a ocho mujeres, todas de origen español, que habían dejado su tierra para atender a pobres enfermos y desvalidos. Eran religiosas y pertenecía la
compañía de las Siervas de María. Cada vez que veían un barco español acudían emocionadas a recibirlo y, desde su convento, ondeaban sus pañuelos blancos para darle la bienvenida y, después, para despedirlo.

Hoy en día las religiosas conservan con orgullo y agrado la tradición. Desde el balcón del hospital que regentan toman la enseña nacional para ondearla. La última vez que la flamearon fue el pasado 9 de mayo cuando el buque “Castilla” partía de su escala de San Juan rumbo a España tras una intensa operación de ayuda humanitaria a Haití.

Las cinco monjas españolas de la congregación, Sor Maximina, Sor Luisa, Sor Virtudes, Sor Prudencia y Sor Dolores, correspondieron al saludo del “Castilla” mostrando la bandera de su Patria. Una emocionante despedida para los marinos españoles que estuvo acompañada por los acordes de “En mi viejo San Juan”.



Fuente: El Imparcial

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