YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

Carácter montañés


Montañés, sa: Natural de la Montaña, región del norte de España.



Armado con su rústico equipo e inmerso
en la morrina neblinosa y saturado
en el seno de su humedad, proyecta su
recia silueta sobre las moles de Peña
Sagra. Escudriña, tal vez, una nube
que se ha “metido en un picu” y le
hace barruntar alguna tormenta.
Es un monumento vivo al hombre fuerte,
esforzado, sufrido y tenaz, que día a
día se enfrenta con los elementos,
como eterno combatiente, por la
subsistencia de sus cosechas y de sus
animales para lograr esa hierba, ese
grano, que son la base de nuestra
economía regional.
Sea esta estampa el mejor homenaje de
reconocimiento, rendido con respeto y
entrañable admiración.
¡Viva La Montaña!




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