YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Rincones con sabor: La Plaza de la Esperanza


Esta castiza plaza santanderina tomó su nombre en 1862.Era la parte norte de la huerta del convento de San Francisco cercano.Con la desamortización de Mendizábal el Ayuntamiento incautó el convento y sus propiedades (1837) y abrió una calle llamada de Isabel II.
Con la proclamación de la I República pasó a denominarse Plaza de la República Federal, recuperando posteriormente su primitivo nombre.
En 1904 se inaugura el espléndido mercado de abastos.El traslado desde la Plaza de Atarazanas del mercado que allí se hacía, da lugar a la celebración los miércoles y sábados de un pintoresco mercado en la parte exterior al aire libre que todavía se celebra.
Con la II República la Plaza de la Esperanza volvió a cambiar de nombre,pasando a denominarse de Esteban Polidura. En 1937 recuperó definitivamente su nombre.
Esta Plaza cuenta con dos edificios muy notables, la iglesia de San Francisco y el Mercado de la Esperanza.Pero eso ya es materia para un próximo post si Dios quiere.

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