YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

sábado, 2 de mayo de 2009

Hispania aeterna: Manuela Malasaña

Retrato de Manuela Malasaña por el coronel José L. del Villar (Museo del Ejército - Sala de Heroínas de España)


Manuela Malasaña Oñoro (Madrid, 10 de marzo de 1791 - Madrid, 2 de mayo de 1808) fue una de las víctimas del Levantamiento del 2 de mayo de 1808 reprimido por las tropas napoleónicas destacadas en la capital española, cuya memoria es honrada como una de las heroínas populares de aquella jornada y de la posterior Guerra de la Independencia Española.
Era hija del panadero francés Jean Malesange, españolizado "Malasaña", y de su esposa Marcela Oñoro. De profesión bordadora, vivía en la calle de san Andrés nº 18.
Las circustancias de su muerte son discutidas. Según una versión de los hechos, a imagen de otras jóvenes, se incorporó a la defensa del Parque de Artillería de Monteleón, situado en la posteriormente bautizada como Plaza del 2 de Mayo, liderada por los oficiales Luis Daoíz y Pedro Velarde, facilitando el suministro de pólvora y municiones.[1] Según otras versiones, Malasaña habria quedado en su taller al abrigo de la lucha, pero al cruzarse con una patrulla de soldados, estos habrían intendo abusar de ella mientras la registraban, y al defenderse, habría dejado al descubierto las tijeras propias de su profesión que en ese momento portaba. Acusada entonces de ocultar un "arma", fue ejecutada y su cuerpo registrado con el nº 74 en la relación de 409 víctimas que se conserva en los archivos militares y municipales de Madrid, estudiados en 1908.
Fue enterrada en el Hospital de la Buena Dicha en la calle de Silva que había sido fundado en 1594 y que acogía a la gente pobre. En este lugar fueron atendidos muchos de los heridos en este día del 2 de Mayo y fueron enterrados muchos de los caídos.
Su retrato se encuentra en la Sala de Heroínas del Museo del Ejército.
Manuela debía ser famosa en su barrio por su juventud y simpatía, y el hecho de morir tan joven y entregando su vida a la causa de la libertad hizo que se creara en torno a su memoria una gran leyenda de heroína. Madrid dedicó a su memoria un barrio: el barrio de Malasaña. Asimismo, en Madrid cerca de la calle donde vivía (San Andrés) se encuentra la calle con su mismo nombre. Móstoles le dedicó tiempo después una calle y una estación de metro en la Línea 12.

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