YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

lunes, 28 de diciembre de 2009

En memoria de ellos...


Hoy lunes 28 de diciembre la Iglesia Católica conmemora la fiesta de Los Santos Inocentes. En este día, ya desde el siglo VI, la liturgia de la Iglesia nos recuerda la terrible injusticia sufrida por los más inocentes, la gran matanza de niños que ordenó hacer el Rey Herodes. Con ella pretendía matar al niño Jesús, por temor a que este nuevo «Rey», nacido en Belén, pudiera arrebatarle el trono (Mateo 2,13-20). Hoy en día, recordar aquello nos repugna; nos parece inconcebible pensar que alguien fuera capaz de cometer tal infanticidio y que el pueblo consintiera semejante acción contra sus seres queridos.
Pero dos mil años después, asistimos, atónitos, a una situación semejante y ante la cual, las personas de bien nos vemos como aquellas indefensas madres que no pudieron hacer nada por proteger la vida de sus hijos frente a aquella terrible injusticia. Y aún peor. Podemos contemplar con tristeza cómo son las propias madres las que, en muchos casos engañadas, presionadas o confundidas, son las que piden que sus hijos sean asesinados en su propio seno.
Los llaman “hijos no deseados” pero no nos dejan la posibilidad a los demás de que podamos conocerlos y amarlos. De ellos nadie publicará una esquela ya que no nos han dado la oportunidad de que sean nuestros “seres queridos”.
Pero estos niños no nacidos, aunque no los hayamos podido conocer en persona, son los santos inocentes de hoy, los mártires de nuestro tiempo.
DESCANSEN EN PAZ.
Fuente: infocatolica.com

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