Epicarmo, hijo de Elotalo, natural de Coo, fue también discípulo de Pitágoras. A los tres meses de edad fue llevado a Megara de Sicilia, y de allí a Siracusa, como lo dice él mismo en sus obras. Hiciéronle estos versos, puestos al pie de su estatua:
Cuanto del grande sol los resplandores
en luz exceden los lucientes astros;
cuanto del mar la fuerza
es mayor que la fuerza de los ríos;
tal la sabiduría de Epicarmo
(a quien orla su patria Siracusa)
excede las demás sabidurías.
Dejó Comentarios, en los cuales trata cosas filosóficas, sentenciosas y de medicina. A muchos de estos Comentarios pone versículos acrósticos, con los cuales manifiesta que aquellos escritos son suyos. Murió de noventa años.
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