YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

martes, 26 de enero de 2010

«Sismo» y «seísmo» son terremotos



La Fundación del Español Urgente recuerda que en español, para nombrar los terremotos, existen dos palabras: sismo y seísmo; la primera es la que se utiliza en Hispanoamérica, mientras que la segunda es la más usada en España.En los últimos días varios terremotos han agitado ciudades de la Europa mediterránea y en los medios de comunicación es frecuente ver las palabras sismo, en las noticias redactadas en Hispanoamérica y los Estados Unidos, y seísmo, en las redactadas en España.La Fundéu BBVA recuerda que ambas palabras son correctas y están registradas en el Diccionario académico, si bien la más usada es sismo, de la que derivan sismógrafo y sismología. Sin embargo, en las noticias para España es preferible optar por seísmo, la forma más habitual en nuestro país.

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