YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

viernes, 15 de enero de 2010

Spes Nostra

Nuestra Señora de la Esperanza. Parroquia de San Francisco.Santander. Foto: JM





LA ESPERANZA

(Décimas trascendentes)

Esperar sin esperanza,
esperar siempre con fe,
lo que existe y no se ve,
lo que es pura adivinanza,
lo que se trueca en confianza
y es teologal virtud.
La Esperanza es plenitud
de carismas e ideales,
de promesas celestiales,
de vida y de juventud.
^^^^^^^^
Están la muerte y la vida
en una contínua espera.
Y el alma está prisionera
de una esperanza dormida.
En brutal acometida,
se despierta la razón
y ante tanta confusión,
sin que de nada se acuerde,
la Esperanza no se pierde,
se guarda en el corazón.


José María Zandueta Munárriz

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