YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

lunes, 8 de febrero de 2010

Metrocles








1. Metrocles, discípulo de Crates y hermano de Hiparquia, había antes estudiado con Teofrasto Peripatético, donde estuvo a punto de perder la vida. Fue el caso que, estando un día en la lección, se le escapó una ventosidad involuntariamente. Tanto fue el rubor y pena que de ello le sobrevino, que se cerró en su cuarto con ánimo de dejarse morir de hambre. Sabídolo Crates, entró a él con fin de consolarlo, y habiendo comido antes altramuces, lo procuró persuadir primero con palabras, diciéndole que ningún absurdo había cometido, antes sería cosa monstruosa no despedir los flatos según la naturaleza; y luego, soltando él también su flato, lo curó de obra y lo alentó con razones. Desde entonces fue su discípulo, y salió un célebre filósofo.

2. Hecatón, en el libro 1 de sus Críos, afirma que Metrocles quemó todos sus escritos, diciendo:

Imágenes soñadas
es todo esto, y puras niñerías.

Algunos dicen que lo que quemó fue lo que había apuntado oyendo a Teofrasto, y que dijo:

Ven al punto, Vulcano (433):
Tetis te necesita.

Decía: «Las cosas unas se adquieren por dinero, como la casa; otras con el tiempo y aplicación, como las disciplinas. Que las riquezas son nocivas si de ellas no se hace buen uso.» Murió ya viejo, sofocándose él mismo. Tuvo por discípulos a Teombroto y a Cleómenes. De Teombroto lo fue Demetrio Alejandrino; y de Cleómenes, Timarco Alejandrino y Equecles Efesio, que también oyó a Teombroto. De éste lo fue Menedemo, de quien trataremos adelante. Fue también célebre entre ellos Menipo Sinopense.


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(433) Este verso de Homero lo dijo también Platón, como vimos en su vida, pár. 4. Es el 392 del lib. XVIII de la Ilíada.

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