YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

lunes, 12 de abril de 2010

La Patria Chica, de Ruperto Chapí





LA PATRIA CHICA
Zarzuela en un acto
Libreto de Serafín y Joaquín Alvarez Quintero.
Música de Ruperto Chapí

Estrenada en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 15 de Octubre de 1907



Argumento

Nos sitúan en París, en el estudio de un pintor español, José Luis de nombre, que lucha en la gran capital europea, cuna de la bohemia artista, por lograr dinero y fama.

Una mañana que nuestro pintor se encuentra trabajando en su estudio, dando los últimos toques a un cuadro, retrato de una mujer, que le encargó el millonario inglés Mister Blay, recibe la visita de Españita, un español casado con una francesa, que también vive en París. Esta visita, que es cotidiana, no pasa de ser el prólogo de otras que el pintor no espera. Es Carranque, otro artista, amargado y vago por naturaleza, que reniega de todo y de todos, quien anuncia a José Luis que unos españoles preguntan por él. El artista se alegra de la visita de sus paisanos y les recibe con toda cordialidad. Se trata de Pastora, antigua modelo del pintor y andaluza por naturaleza; y de María Pilar y Mariano, hermanos y aragoneses de nacimiento.


Vienen a pedir ayuda a José Luis, ya que se encuentran sin recursos en París. Les ha ocurrido una tragedia que vienen a contar a su presunto protector. Ellos formaban parte de una compañía folklórica que salió de España contratada por un empresario desaprensivo, que no cumplió el contrato convenido y les tuvo dando tumbos de un lado a otro; hasta que finalmente, les dejó abandonados en París, huyendo él con una bailarina y dejándoles con lo puesto, unos pobres trajes regionales, correspondientes al pueblo a que pertenecen.


José Luis quiere ayudarles, aunque por el momento no le es posible. Pero promete que, tan pronto como cobre el importe del cuadro que aquella misma mañana terminó, y que les muestra, les dará el dinero que necesitan para volver a España. Pastora reconoce en la mujer del cuadro a Merceditas la Caramela. Esto alegra mucho al pintor, porque le asegura el éxito de su obra. José Luis sale en busca de Mister Blay para traerlo al estudio y que vea el cuadro.


Mariano está enamorado de Pastora, a pesar de que se pasan la vida discutiendo sobre si la tierra de uno es mejor que la del otro. Hasta cantándose coplas de sus respectivas regiones, discuten.


Van reuniéndose, a los ya presentados algunos españoles más de los que quedaron de la compañía disuelta. Llega José Luis, anunciando que Mister Blay va a entrar de un momento a otro en el estudio. Ordena todo de forma que cuando entre Mister Blas no pueda distraerle nada en su atención y se impresione con el cuadro que viene a contemplar. Hay gran expectación en todos, esperando la entrada del millonario.

Por fin entra, y es José Luis quien le dirige hacia su obra. Cuando el ingles se va a poner el monóculo, sus ojos tropiezan con la figura de Pastora, que permanece silenciosa en un rincón.

Mister Blay ha quedado sorprendido de la belleza de la muchacha, y no puede contener una exclamación de asombro. José Luis se esfuerza por llevar a su cliente ante el cuadro y, cuando lo consigue, y todos esperan que dé alguna muestra de admiración ante la obra, sólo dice: «No me gusta».

Esta salida de Mister Blay produce consternación general, que se refleja en el rostro de todos, y principalmente de José Luis, que ve despreciada su obra.

Mariano se dio cuenta de que Mister Blay está enamorado de Pastora.

Mister Blay dispone las cosas de forma que se quede a solas con Pastora y, efectivamente, le declara su cariño. Se ofrece a costear los viajes de sus compañeros a España a condición de que ella se quede con él en París. Pastora acepta la propuesta de Mister Blay como única solución al problema de sus compañeros, y corre a comunicárselo. La alegría de todos es inmensa, y se apresuran a testimoniar su agradecimiento al mister. Pero cuando se enteran de que Pastora se queda en París, es la voz de Mariano la que se alza por todos, para decir: «Esta mujer se queda en París haciendo un sacrificio por salvarnos a los demás. O tós nos quedamos aquí, o ella se viene con nosotros.» Mister Blay, que se ha dado cuenta del sacrificio de Pastora por sus compañeros, decide irse también a España y no separarse de Pastora.

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