YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

martes, 1 de junio de 2010

Juan de Escobedo




Juan de Escobedo nació en Colindres en el año de 1530, aunque su linaje procedía de Selaya. Bajo la protección del príncipe de Éboli consiguió del rey Felipe II el nombramiento de secretario del Consejo de Hacienda y, en 1569, el de alcaide del castillo de San Felipe y de las Casas Reales de Santander. En 1574 fue recomendado por Antonio Pérez, secretario del rey, para ocupar el cargo de secretario personal de don Juan de Austria. Esta elección, hecha en principio con ánimo de que vigilara a don Juan, resultó fallida ya que se convirtió en uno de los más fieles partidarios del entonces gobernador de los Países Bajos. Durante esta etapa reunió pruebas de los negocios ilícitos y apoyo a los rebeldes flamencos de Pérez y la princesa de Éboli, por lo que fue denunciado por éste ante el Rey como instigador de las maniobras políticas de don Juan. Temiendo aún ser denunciado, Pérez ordenó su asesinato, el 31 de marzo de 1578, y por el que fue juzgado un año después.

Su muerte fue inspiración de coplas y romances como este ejemplo, obra del duque de Rivas: "En aquella corta calle / más bien callejón estrecho / que por detrás de la iglesia / sale frente a los Consejos / se halló tendido un cadáver / de un lago de sangre al medio. / Con dos heridas de daga / en el costado y el pecho, / y como rico ostentaba / la cadena de oro al cuello / y magníficos diamantes / en los puños y en los dedos / que obra no fue de ladrones / se aseguró desde luego / el horrible asesinato / que a Madrid cubrió de duelo...". Su hijo Pedro fue secretario de Felipe II y en su casa de Colindres fue hospedada doña Bárbara de Blomberg, madre de don Juan de Austria.

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