Quizá por olvido desconocemos que Carlos Arruza, "El Ciclón", tiene una muy directa ascendencia montañesa.Reproduzco un artículo de la web www.leonfelipe.org.es :
De las cuatro hijas y dos hijos - además de Angeles y Pablo Leónides, fallecidos a los pocos meses de nacer - que tuvo el Notario Don Higinio Camino de la Rosa con Doña Valeriana Galicia Ayala, la mitad - Salud, Cristina y Felipe, el que andando el tiempo habría de convertirse en el celebrado poeta León Felipe - , emigraron a México, mientras los otros tres permanecieron en España.
Una de las hijas que emigró a México, Cristina, había contraído matrimonio en Santander - donde habían transcurrido gran parte de su infancia y juventud - con José Ruiz Arruza, sastre de profesión, fruto del cual tuvieron tres hijos Manuel, Carlos y José Luis.
Ya desde muy temprana edad nació en los dos mayores, Manuel y Carlos, una gran afición a la fiesta de los toros, fomentada de una parte por el padre y por la otra francamente desaconsejada por la madre, quién finalmente terminó accediendo a la afición de sus hijos con la condición de que no abandonaran sus estudios, dejándoles inscribirse en la escuela taurina regentada por el "maestro Solís".
El comienzo como alumnos de los hermanos Arruza fue francamente decepcionante para ellos ya que además de otras tareas el "maestro Solís" le tuvo varios días ensayando cómo saltar la barrera limpiamente, lo que ambos toreros en ciernes consideraron como un golpe bajo a su auto estima. El caso es que la estancia de ambos en la escuela resultó tan provechosa para ambos hermanos como desaprovechada fue la de los mismos en el Colegio Cervantes de la capital mexicana al que pronto comenzaron a dejar de asistir.
No parece que el disgusto de la madre hacia las aficiones de los hijos surtiera mucho efecto frente al apoyo y entusiasmo recibidos del padre puesto que cuando solo contaba 16 y 14 años de edad Don José arregla su debut en la Plaza de toros de México en la llamada becerrada de los ferreteros que se celebró el 8 de Agosto de 1934, en la que ambos cortaron las orejas de sus respectivas reses, saliendo a hombros, tras tirarse al ruedo de "espontáneos" un tanto particulares.
Doña Cristina no tuvo mas remedio que ceder a lo que ya es un hecho imparable y a partir de aquí comienza una breve pero triunfal carrera de los hermanos Ruiz Camino que ya han adoptado el segundo apellido de su padre, como nombre de "guerra", como puede verse en la funda de los estoques que Carlos utilizará durante toda su vida y en la que figura grabado: "Hermanos Arruza".
Su debut en serio se produce el 28 de noviembre de 1934, en la plaza mexicana de Vista Alegre, de la que ambos salen triunfantes. Tras un par de temporadas plagadas de éxitos, Don José decide viajar a España con sus hijos, pero la suerte no les acompaña, tras una prueba a puerta cerrada en la recién inaugurada Plaza de Toros de Madrid denominada de las Ventas del Espíritu Santo, a poco se declara la denominada Guerra Civil Española y los Arruza deben regresar a México donde continúan su carrera. Tomando la alternativa el día 1 de diciembre de 1940, en la Plaza de "El Toreo", de manos de "Armillita Chico" que le cedió la muerte de "Oncito" el cual le hirió al entrar a matar.
La desgracia se cebó en la familia en los años siguientes, primero cuando el día 12 de Junio de 1941 Manolo Arruza murió trágicamente al disparársele al parecer una pistola cuando la limpiaba y posteriormente cuando el 1 de Agosto de 1943 Carlos se dirigía a presenciar una novillada en la Plaza del Toreo, su "Cadillac" colisionó con un camión cuyo airado conductor sin mediar siquiera una sola palabra apuñaló a Carlos repetidamente, debiendo ser atendido en la enfermería de la propia plaza de toros. Afortunadamente Carlos viajaba en compañía de su amigo el boxeador Vaquero de Cabo de Horca que le salvó la vida al enfrentarse al agresor.
Tras su recuperación, Carlos que a pesar de su éxitos en México no se siente a gusto porque creen que no le toman en serio, dado que mucha gente empieza a llamarle el chico del sujetador, ya que después de un éxito clamoroso en la Plaza de México una mujer le arrojó al ruedo una de estas prendas mientras daba la vuelta al ruedo, decidió regresar a Portugal donde todavía tenía un gran prestigió, Toreó cuatro corridas en dicho país, una de ellas en Lisboa con Manolete, en la que según el mismo confesaría descubrió lo que era el verdadero arte taurino y donde nacería la admiración y el respeto que siempre sintió hacia el torero cordobés, ya que no la amistad que llegaría un tiempo después.
Por cierto que, aunque no podamos corraborar la veracidad de la anécdota, se dice que en aquella época conoció al futuro Rey de España Don Juán Carlos de Borbón, cuyas padres, los Condes de Barcelona, pretendientes al trono de España, residían entonces en la localidad de Estoril, próxima a Lisboa, en una especie de exilio al que les tenía sometido el General de la patas cortas (o Caudillo - como Viriato, sí - según el prefería ser llamado). Al parecer, cuando Carlos Arruza toreaba en la preciosa plaza Lisboeta de Campo Pequeño, le "colaba" en la plaza haciéndole pasar por uno de los miembros de su cuadrilla.
Estando Carlos en Lisboa tuvo la suerte de que se firmase finalmente el convenio Hispano-Mexicano, siendo por dicha circunstancia el primer torero mexicano que tras el acuerdo toreó en España, haciéndolo en la Plaza de toros de Las Ventas de Madrid con extraordinario éxito el día 18 de Julio de 1944 en corrida presidida por el denominado "Caudillo" (lo que le valdría un cierto distanciamiento de su tío León Felipe, durante algún tiempo), confirmando la alternativa en España de manos de Antonio "Bienvenida", con "Morenito de Talavera" como testigo.
A partir de ese momento se le empezó a reclamar en todas las plazas de de España, convirtiéndose en poco tiempo en un ídolo para la afición, formando junto a Manolete la pareja taurina de moda, toreando juntos innumerables "mano a manos" por todas las plazas de España. Y eso a pesar de que algunos críticos le negasen el pan y la sal; algunos llegaron incluso a falsear las crónicas de sus corridas, como el del diario ABC, que en una crónica de la segunda corrida toreada por Carlos en España, la del día 25 de Julio de 1944, reduce los trofeos que se le concedieron a solo dos orejas, cuando en realidad se le otorgaron cuatro orejas, dos rabos y una pata. Por otra parte a pesar de la letra de una coplilla que se haría muy popular en aquella época cuya primera estrofa era: "desde que torea Arruza / Manolete está que bufa", lo cierto es que entra ambos toreros había nacido una firme y sólida amistad que duraría hasta la trágica muerte del primero.
Las temporadas siguientes fueron de un enorme éxito para el torero, tanto en España (salió a hombros de Las Ventas en sus sendas corridas los años 1944, 1945 y 1946) como en México, llegando a torear mas de cien corridas cada año, muchas de ellas en mano a mano con Manolete y otras formando terna con los mejores toreros españoles de la época, entre los que se encontraban además de los anteriormente mencionados, los conocidos Chicuelo, Mario Cabré, Pepe Luis Vázquez, Manolo Escudero, Gitanillo de Triana, Luis Miguel Dominguín y Morenito de Talavera entre otros. Además, fue un innovador de las artes taurinas, introduciendo nuevos pases y suertes entre los que destacan la denominada "arrucina", el pase del péndulo y la de adorno conocida como la "suete del teléfono", aunque esta última ya había sido practicada, aunque de distinta manera, a principios del siglo XX por el torero sevillano Manuel García "Reverte"; todos ellos con el denominador común de la espectacularidad y los riesgos corridos por el torero al ejecutarlas. Aún a día de hoy, Carlos Arruza es el único torero que siempre obtuvo trofeos en sus actuaciones en las dos principales plazas españolas: Las Ventas de Madrid y la Maestranza de Sevilla.
El 28 de Agosto de 1947 se produjo la trágica muerte de su amigo Manolete en la plaza de toros de Linares tras sufrir una aparatosa cornada del toro de Mihura "Islero". Se da la circunstancia que unos días antes Carlos, que iba camino de Francia para torear se detuvo en San Sebastián para ver a su amigo Manolete que por aquellos días comenzaba a estar un poco hastiado de la reacción del público que sin razón aparente había comenzado a ponerse en su contra.. A pesar de que en un de sus toros realizara una magnífica faena, el público reaccionó de forma airada con el torero, quién ante la pregunta de un sorprendido Carlos, de que qué quería el público le respondió enigmáticamente: "yo se muy bien lo que quieren y un día de estos se lo voy a dar".
Cansado y muy afectado por la trágica muerte de su amigo, Carlos, que aunque mucha gente lo haya olvidado, fue el promotor del monumento a Manolete que se erigió en su Córdoba natal, decidió retirarse de los toros haciéndolo así el 22 de Febrero de 1948. No cabe duda, no obstante que una ruptura del convenio hispano - mexicano coadyuvó a que Arruza tomara aquella decisión cuando se encontraba en el momento de más éxito de su carrera.
De la misma manera que hizo grandes amistades con Manolete y otros toreros - el portugués Manolo dos Santos, entre otros - también le salieron significadas enemistades, la más conocida de las cuales fue la del diestro Luís Miguel Dominguín, de quien se cuenta la siguiente anécdota: Se cuenta que en cierta ocasión, un periodista preguntó a Luis Miguel, cuáles eran, a su juicio, los diez mejores toreros del momento. Tras meditar un momento, empezó lentamente a enumerar algunos de los mas conocidos toreros del momento, sin nombrar, por supuesto, a Carlos Arruza.
- ¿ Y Arruza ? - Inquirió extrañado el periodista ante la ausencia del mexicano - ¿No cree que Arruza sea uno de los diez mejores toreros del momento?
- Perdón, pero me está usted preguntado por toreros o por saltimbanquis. - Respondió Luis MIguel
A los pocos días, el propio periodista, le hizo la misma pregunta a Carlos Arruza, quien como en su caso Luis Miguel, enumeró algunos de los toreros de más éxito de aquella época, sin nombrar por supuesto y en justa reciprocidad, a Luis Miguel, lo que hizo que el periodista volviera a preguntar a Carlos lo mismo que había preguntado a Luis Miguel:
- ¿ Y Dominguín, no cree que sea uno de los diez mejores ?.
- Perdón - respondió Arruza - pero, ¿ me está usted preguntado por los diez mejores o por los cien mejores ?.
Menos inocente sin embargo parece la anécdota que se cuenta, de un carta que el propio Dominguín escribió al Dictador Franco, acusando a ambos - Manolete y Arruza - de comunistas, lo que en aquellos tiempos en España podría haber acarreado gravísimas consecuencias a ambos toreros. Afortunadamente, por alguna razón que se desconoce, parece que el General Franco ignoró la carta.
No terminó aquí la cosa sino que en 1949, encontrándose Arruza en su primera retirada trás la muerte de Manolete, la familia Dominguín había creado la empresa OTESA, que se hizo cargo del arrendamiento de cerca de 40 plazas de toros, estableció cntacto con el torero portugués Manuel dos Santos amigo de Carlos, como se ha mencionado anteriormente y con quien además compartía como apoderado a Andrés Gago, "invitándosele" a dejar a dicho apoderado y ofreciéndosele a cambio todas las corridas que quisiese en las plazas gestionadas por OTESA, cosa que noblemente el torero luso rechazó.
Una vez abandonados los ruedos, durante dos años, Carlos se dedicó a "vivir" y a derrochar la considerable fortuna que había logrado reunir durante sus años de torero, poniendo un encomiable empeño en ello, hasta tal punto de que se calcula que durante esos dos años debió gastar una media de 1500 dólares diarios viajando por diversos países del mundo. Con relación a aquella época se cuenta de él la siguiente anécdota: una noche, en Nueva York, había invitado a cenar a una hermosa mujer en uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Como es de rigor, no escatimó en gastos. Ante la abundante y carísima carta Arruza eligió, para empezar, una docena de ostras, pero como en aquella época no dominase todavía el inglés "oyster" (ostra) con "lobster" (langosta) y pidió una docena del preciado crustaceo. Ante lo inusual de la comanda el maître mostró su extrañeza pero, como quiera que el torero insistía, finalmente accedió a ello. Al cabo de un rato, 12 camareros hicieron su aparición en el comedor con 12 fuentes cubiertas en las que reposaban las 12 langostas requeridas. Solo cuando estaban ya en la mesa, Arruza se dió cuenta de su error pero, como aunque no dominaba el no le faltaban recursos, se puso en pie pausadamente, levantó una a una las 12 tapaderas de las fuentes y, señalando una de ellas, dijo: " ¡Tomaremos esta!, pueden llevarse las otras ".
Cuando en 1950 decidió volver a los ruedos, tuvo que tomar (que no pedir) dinero prestado de su amigo el gran torero portugués Manolo dos Santos, quién sin mas garantía que un simple apretón de manos, le ofreció medio millón de pesos mexicanos para que pudiera hacer frente a los gastos de la reaparición. Durante las temporadas que permaneció activo durante esta segunda parte de su carrera de torero a pié siguió cosechando éxitos y cortando orejas, aunque quizás por la desaparición de Manolete, no fue tan espectacular como la primera. No obstante siguió gozando del favor del público y del aprecio de sus compañeros, que le hicieron de Presidente de su Asociación y el respeto de las instituciones por su entrega a todo tipo de causas benéficas hasta el punto de que se le concediera la Gran Cruz de la Beneficencia, que conllevaba el tratamiento de Excelentísimo Señor, con el que llegaría a ser anunciado en los carteles anunciadores de sus actuaciones en algunas plazas.
Carlos se retiró definitivamente del toreo a pié en 1953 en la plaza de Ciudad Juárez, alternando con Juan Silveti, aunque todavía el 12 de Octubre de 1962 volvería a España, para torear en Barcelona un festival taurino a beneficio de las inundaciones que aquel mismo año se habían producido en dicha capital catalana. En el festival, que se celebró en dos sesiones de mañana y tarde, actuaron: Angel Peralta, Domingo Ortega, Manuel Álvarez Andaluz, Mario Cabré, Manolo González, Pedrés, Joaquín Bernadó, Victoriano Valencia y José Maria Clavel en la sesión de mañana. En la de tarde actuaron, además del propio Arruza Rafael Peralta, Julio Aparicio, Gregorio Sánchez, Chamaco, el Trianero, Luis Segura, Diego Puerta, Manuel Blázquez, Andrés Vázquez y el burgalés Rafael Pedrosa. En el toro que le correspondió en suerte, Arruza realizó una notable faena.
No obstante su retirada como torero, Carlos reapareció como rejoneador en la plaza de Nogales (México), el 16 de septiembre de 1956. Esa misma temporada debutó como rejoneador en España cosechando también grandes éxitos en esta modalidad del toreo, hasta el punto de que fue el primer rejoneador al que se le indultó un toro. En el rejoneo permanecería en activo hasta el momento de su muerte en 1966, ya que había actuado por última vez tan solo unas semanas antes de tan infausto acontecimiento, el día 17 de Abril de de 1966 en Aguascalientes, formando cartel con Jesús Delgadillo "El Estudiante" y con Efrén Adame. No es solamente eso, sino que lo hacía además con notable éxito como prueba que el día 6 de febrero de ese mismo año, en la corrida celebrada en la Monumental de México con motivo de su XX Aniversario, compartiendo cartel con el Viti, cortó las dos orejas y el rabo de su enemigo, siendo la primera vez que un rejoneador era premiado con dichos trofeos. Arruza ha sido reconocido por los críticos como un notable rejoneador, a pesar de que casi todo lo tenía que hacer él ya que nunca llegó a tener unos caballos verdaderamente buenos.
Julio Téllez en declaraciones a la Revista Mexicana Opinión y toros, el día 13 de noviembre de 2005 narraba a propósito de la corrida anterior: "Lo recuerdo muy bien [a Carlos Arruza] como rejoneador. Lo vi en algún festival toreando a pie a mediados de los años cincuenta del siglo pasado. Todo poder, toda enjundia, proyectaba una absoluta seguridad y serenidad en todo lo que hacía. Recuerdo el día que cortó un rabo en la Plaza México toreando a caballo y a pie, fue la locura total. Por fortuna, la película de Arruza de Boticher recoge aquella memorable tarde. Se lo llevaron en hombros por toda la ciudad. Me cuenta Manolo Arruza que ese día, después de la corrida, llegó a su casa verdaderamente desquiciado de alegría, abrazaba a sus hijos y a su esposa gritando: ‘¡Al fin se me entregaron en la Plaza México!’ Esto sucedía el 23 de enero de 1966. ¡23 años después de que España se le había entregado haciendo pareja con Manolete! Cierto el refrán popular que dice ‘nadie es profeta en su tierra’. ¿Por eso echaron de Madrid a Manolete, por eso se tardaron tantos años en querer a Carlos en México? Como gran torero, cortó varios rabos en la México, pero no se le entregaban a lo mejor por eso alargó su vida torera como rejoneador, hasta que, hombre de gran carácter, conquistó plenamente a la afición de México. Tuvieron que correr largos 20 años para conquistar a sangre y fuego el cariño del público.
También, como no podía ser menos, se dedicó a la cría de reses bravas tanto en España como en México. En España adquirió la ganadería que poseía el ganadero Juán Fraile, aunque se deshizo de todas las reses adquiridas comprando un lote de vacas y dos sementales de don Felipe Bartolomé y don Joaquín Buendía, variando el hierro que anteriormente tenía y, de nuevo sobre el año 1956, volvió a deshacerse de todo lo anterior, adquiriendo un lote de vacas y sementales de la ganadería del señor Domecq y Hermanos. En 1980 la ganadería fue vendida a los actuales propietarios "Sayalero y Bandrés ", quienes tuvieron la desgracia de que fuera un todo suyo quien corneara de muerte al diestro Francisco Rivera "Paquirri". En México Carlos Arruza adquirió la finca y la ganadería de Pastejé, tras su retirada como torero de a pié.
Otra de las grandes pasiones de Carlos fue el cine, llegando a participar en varias películas en México e incluso en los Estados Unidos, donde también era muy conocido. En alguna de ellas llegó a actuar como protagonista aunque el mismo reconocía que era bastante mejor torero que actor. Algunas de las películas en las que participó fueron: El Alamo, Mi reino por un torero, Sangre torera y Arruza, este último un interesante documental del Director Budd Boeticher.
Además, fue durante años el mecenas particular de su tío Felipe Camino (a) León Felipe, al que solía llevar en sus viajes a lo largo y ancho de México en el coche de su cuadrilla.
En México, el 20 de mayo de 1966, en un desgraciado accidente automovilístico en el kilometro 117 de la carretera México - Zitacuaro, Carlos Arruza, quien pasó toda su vida burlando a la muerte que llevan los toros en los pitones, no pudo evitar la última embestida de la muerte en el kilómetro 117 de la carretera México Zitacuaro, en forma de camión que "embistió" al automóvil, donde Carlos Arruza descansaba en el asiento contiguo al del conductor, en un lluviosos día de la primavera mexicana.
Arruza había contraído matrimonio en Sevilla, el día 29 de Junio de 1950, con la sevillana María del Carmen Vázquez Alcalde, con la que tuvo seis hijos hijos Guadalupe, fallecida al poco de nacer, Manolo, Carlos, María del Carmen, Crista y Teresa. Los dos hijos varones siguieron los pasos de su padre: Manolo en el toreo a pié donde llegó a ser - sigue siendo, puesto que tras su retirada en 1999, reapareció en el año 2005 - un torero de un cierto renombre, tanto en España como en México, donde tomó la alternativa el 22 de Octubre de 1973 en la Plaza de Toros de Guadalajara de México de manos de Eloy Cavazos con Curro Leal como testigo. Mas adelante el 20 de Mayo de 1975, confirmó su alternativa en la Plaza de Toros de las Ventas, en plena feria de San Isidro, con Sebastián Palomo Linares como padrino y Francisco Rivera "Paquirri" como testigo, cortando la oreja de su "enemigo", un toro de Benitez Cubero. Esa temporada llegó a torear 41 corridas, siendo desde entonces hasta su primera retirada un asiduo visitante de los cosas de nuestro país. Por su parte Carlos se dedicó al toreó a caballo y aunque permaneció activo muy pocas temporadas con un forzado descanso, además, en medio debido a un terrible accidente de circulación en el que perecieron todos sus caballos, llegó a ser uno de los mejores rejoneadores mexicanos.
Terminaremos con la elegía a Carlos Arruza de Pedro Garfias:
"Caballero en la calle, caballero en la plaza,
a caballo y a pie, dio tremendas batallas
La muerte que no pudo matarle cara a cara,
en aviesa hurtadilla, le tendió la emboscada.
"Unos negros crespones, México con España
Uno sigue buscando una palabra exacta,
una sola palabra que lo calificara.
Torero fue de época, pero hombre es la palabra.
¡Como pisaba de recio, que aún suenan sus pisadas!".
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