YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

viernes, 20 de mayo de 2011

Don Antonio Cossío y Escalante







Don Antonio Cossío y Escalante nace en Santander el 25 de octubre de 1928.


A los ocho años pierde a tres hermanos, asesinados por milicianos del Frente Popular en el barco-prisión Alfonso Pérez.


Cursa sus estudios sacerdotales en el Seminario y Universidad Pontificia de Comillas. El 11 de julio de 1954 recibe la ordenación sacerdotal y en noviembre es designado Párroco de Herada de Soba y La Cistierna.

En 1956 es nombrado coadjutor de la Parroquia de San Francisco en su ciudad natal.Y es nombrado Párroco de la misma en 1980.Vivió con entrega el sacerdocio:sus feligresías, la Legión de María, los Cursillos de Cristiandad, las Convivencias Sacerdotales, el Consejo Presbiteral, el Consejo Diocesano de Pastoral, el confesionario, el grupo de jóvenes (que tanto le ha llorado), la Cáritas Parroquial, los Cursos de Confirmación…. fueron campo abierto a su constante labor de siembra y cosecha.


Entregó su alma apostólica al Señor el 4 de febrero de 1989, después de dar insignes ejemplos de amabilidad y fervor.Los que asistieron a la recepción de los últimos Sacramentos nunca olvidarán aquel bajarse del lecho, en un increíble esfuerzo dado su debilitado estado de salud, para recibir al Señor Sacramentado.



Los numerosos sufragios habidos por su alma, su recuerdo perenne en la Iglesia en Santander, dan la medida de la enorme figura de de Don Antonio, ejemplo de sacerdotes.

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