YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Nuestro ganado autóctono:la raza Monchina


La raza Monchina es original del valle de las Encartaciones, en Vizcaya, de Guriezo (Cantabria) y del valle de Mena en Burgos. Ha estado a punto de desaparecer por multiples razones, el despoblamiento rural, no da mucha rentabilidad a la canal, tiene un manejo difícil, y costoso, pero por contra es muy resistente y su carne de sabor excepcional.Está en peligro de extinción, y por si acaso en el zoo de Cabárceno tienen unas cuantas para hacer programas de reintroducción.

Son animales huidizos esquivos que están en extensivo en montes de muy difícil acceso con temperaturas bajas en invierno.Son animales que embisten, son fieros, y se han utilizado en los festejos taurinos locales desde muy antiguo.El día de la fiesta los vecinos subían a los montes a caballo y seleccionaban un animal que atrapaban utilizando los perros villanos de las Encartaciones. Se ataba a un burro o caballo antiguamente, o se subía a carros de ruedas o a un camión y se bajaba a las plazas de toros de la zona.En ocasiones se lidiaban con muerte y en otras después de la capea se soltaba otra vez en el monte.

No tenían la calidad en la embestida del toro de lidia puesto que estaban sin pulir, sin seleccionar, y costaba ponerse delante de ellos, pero embestían.La obligatoriedad de estar inscritos en una asociacion de ganaderos de lidia, para usarlos para ese fín, cuando la raza no es considerada como tal, obligó a sustituir estos animales por los de lidia, iniciándose un declive en el numero de cabezas de monchinos, que hasta 1950, habían sido los animales predominantes en los innumerables festejos de la zona.
 

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