YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

lunes, 9 de abril de 2012

¡Albarcas pulidas de los mozos de Brañaflor, tan pintadas, tan señoras!…..

Albarcas pulidas de los mozos de Brañaflor, tan pintandas,tan señoras.Tajos de noal, trocados en arte peregrino, con rayezuelas blancas en el bermellón suave de la corteza de alisa;leve el pico, campantes los tarugos,refinantes con filo de cristal.Albarcas de pastor, anchas de panza, duras, llevaderas, que no pesan en las tronchas, ni resbalan en las lastras, ni “se dejan atrás” en los atajos y en las pozas de los camberones amarillos.Cautiverio apacible del escarpín, del escarpín del sayal, caliente en su aspereza, sobre la mullida de heno que aún tiene esencias de manzanilla y flor de malva. Albarcas de abedul y de alisa, de haya y de nogal, “acicalás” al amor de la lumbre, mientras asoma verde y azul la picardía de las adivinanza……Tienen adornos de la tierra. Adornos dorados, como la corteza de las tortas de la parrilla. Rayas, firmes. Ondulaciones caprichosas, con temblores y devaneos de la navaja en la madera de raíz, en la madera de tronco.Surcos y caminitos entrelazados, desde la “casa” al pico. Prespuntes galanos. Complicaciones inocentes de una geometría rústica…El albarquero enamorado traza el leño, después de labrar y pulir,las ansias de su alma cauiva.Pinta corazones y rosas y castañuelas y paderetas y cascabeles en la salmadreñas de la moza bien amada.UN corazón muy grande y unas flores chiquitinas y unas guirnaldas y unas ramas y unos colorines picoteando las rosas del cortejador bienaventurado.Albarcas negras, de cura rural, que brillan en el pórtico de la riglera de la feligresía, ringlera demócrata, en qeu los tarugos del labrador infeliz ocupan la misma losa qeu los terrateniente acaudalado, de repletos desvanes.Albarcas de señorita remilgada,también negras, de líneas más suaves, más ligeras, más brillantes.Albarcas blancas,sin la color de la alisa, sencillas, pulcras, de hidalgo. Albarcas tostadas, de mozo roncero. Albarcas recias, de pastor.Albarcas con argolla y remiendos de lata en las hendiduras.Albarcas de mozas, con bordados y tarugo leve y motas, a manera de recosido gentil.Industria y arte peregrino que tiene poesía, que tiene espíritu y colores y brotes de ingenio y características maravillosas de la habilidad campesina…¡Albarcas pulidas de los mozos de Brañaflor, tan pintadas, tan señoras!….. 

Manuel Llano

Albarcas pulidas de los mozos de Brañaflor, tan pintandas,tan señoras.

Tajos de noal, trocados en arte peregrino, con rayezuelas blancas en el bermellón suave de la corteza de alisa;leve el pico, campantes los tarugos,refinantes con filo de cristal.
Albarcas de pastor, anchas de panza, duras, llevaderas, que no pesan en las tronchas, ni resbalan en las lastras, ni “se dejan atrás” en los atajos y en las pozas de los camberones amarillos.

Cautiverio apacible del escarpín, del escarpín del sayal, caliente en su aspereza, sobre la mullida de heno que aún tiene esencias de manzanilla y flor de malva. Albarcas de abedul y de alisa, de haya y de nogal, “acicalás” al amor de la lumbre, mientras asoma verde y azul la picardía de las adivinanza……

Tienen adornos de la tierra. Adornos dorados, como la corteza de las tortas de la parrilla. Rayas, firmes. Ondulaciones caprichosas, con temblores y devaneos de la navaja en la madera de raíz, en la madera de tronco.

Surcos y caminitos entrelazados, desde la “casa” al pico. Prespuntes galanos. Complicaciones inocentes de una geometría rústica…
El albarquero enamorado traza el leño, después de labrar y pulir,las ansias de su alma cauiva.Pinta corazones y rosas y castañuelas y paderetas y cascabeles en la salmadreñas de la moza bien amada.
UN corazón muy grande y unas flores chiquitinas y unas guirnaldas y unas ramas y unos colorines picoteando las rosas del cortejador bienaventurado.

Albarcas negras, de cura rural, que brillan en el pórtico de la riglera de la feligresía, ringlera demócrata, en qeu los tarugos del labrador infeliz ocupan la misma losa qeu los terrateniente acaudalado, de repletos desvanes.

Albarcas de señorita remilgada,también negras, de líneas más suaves, más ligeras, más brillantes.
Albarcas blancas,sin la color de la alisa, sencillas, pulcras, de hidalgo. Albarcas tostadas, de mozo roncero. Albarcas recias, de pastor.Albarcas con argolla y remiendos de lata en las hendiduras.Albarcas de mozas, con bordados y tarugo leve y motas, a manera de recosido gentil.
Industria y arte peregrino que tiene poesía, que tiene espíritu y colores y brotes de ingenio y características maravillosas de la habilidad campesina…

¡Albarcas pulidas de los mozos de Brañaflor, tan pintadas, tan señoras!…..

Manuel Llano

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