YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

martes, 17 de abril de 2012

El Teniente Fuentes Pila





Fuente:http://alfonsoicantabria.blogspot.com.es/

A veces, los mejores, los que han demostrado su valor, su compromiso y su entrega hasta donde sólo los elegidos pueden llegar, son ninguneados, ignorados y condenados al olvido; puede que sea por complejo de inferioridad o por mera maldad. Mientras unos se postran a los pies de personajes más o menos imaginarios que se pierden en la noche de los tiempos, o a otros cuyo bagaje va poco más allá del salteo de caminos, el secuestro y el robo, otros se han encomendado a los mercados y a la liquidación de cualquier modelo que suponga salir de la masa amorfa y gris.

Lejos de estos parámetros monstruosos, traemos aquí el ejemplo de un montañés de ley, un coloso que llevó su misión hasta el último extremo del deber, hasta el punto al que sólo llegan los mejores y España así se lo reconoció. Nos referimos al Teniente de Artillería D. Joaquín Fuentes Pila, Capitán por méritos de guerra.

Ante el probable desembarco en Alhucemas, Abd el Krim considera acertadamente que la conquista de Tetuán sería un duro golpe para España que tendría que abandonar otras operaciones para intentar recuperar la ciudad. Para ello se hacía necesario conquistar las posiciones adelantadas que constituían la primera y principal defensa de la ciudad. Una de esas posiciones, la más importante, era la de Kudia Tahar. Esta posición estaba defendida por un escaso número de efectivos y fue aislada por un número de rifeños abrumadoramente superior con medios bélicos modernos que incluían la artillería que redujo el pequeño reducto a escombros, pero que no pudo acabar con la resistencia de los defensores y las tropas que acudieron en su ayuda, como los 20 zapadores al mando del Teniente Ángel Sevillano, que tomaría el mando de la posición tras la muerte del Capitán Gómez Zaracíbar. Las heridas, el hambre y sobre todo la sed añadían mayor dramatismo si cabe y así, desde el día 3 que comenzó el asedio hasta el 13 en el que legionarios y el Tabor de Regulares de Melilla liberaron la posición se sucedieron episodios heróicos que engrandecen la historia de nuestro pueblo y dan la medida de lo que son capaces tropas bien mandadas y preparadas.

En la defensa de Kudia Tahar y las operaciones para su liberación se concedieron nada menos que nueve Laureadas de San Fernando, el honor más alto que la patria concede a sus mejores hijos, así como 12 Medallas Militares Individuales, lo que deja bien claro el carácter heroico de aquel episodio, entre ellos el entonces Comandante García Escámez, General durante la Cruzada de Liberación, que cargó a la bayoneta con 25 legionarios voluntarios haciendo cien muertos al enemigo al precio de doce bajas propias.
Una de aquellas Laureadas le fue concedida a nuestro Joaquín Fuentes Pila; los motivos los recoge el Diario Oficial del Ministerio del Ejército en enero de 1930 donde confirma la concesión de tan preciada condecoración por su comportamiento el día 3 de septiembre de 1925, al frente de un equipo compuesto de un sargento, dos cabos y veintiún artilleros de la Comandancia de Ceuta, organizado para que con toda urgencia acudiera a la posición de Kudia Tahar a servir la batería de la posición, de la que habían sido bajas el oficial, un sargento y todos los artilleros, menos uno.

Sin corresponderle este servicio tomó voluntariamente el mando del equipo, emprendiendo la marcha desde la posición de Ben Karrich, a las dieciséis de dicho día, protegido por una columna de cien hombres, pertenecientes a las fuerzas del Majzen. Al llegar al Collado de Vázquez se hizo dificilísimo el avance hacia Kudia Tahar, pues el enemigo tenía cortado el camino y se hallaba perfectamente parapetado, incluso en los blocaos que aquella mañana habían caído en su poder, y, ante la imposibilidad de continuar, el jefe de la columna de protección recibió orden de desistir del intento y replegarse. En estas circunstancias, el Teniente Fuentes Pila, aún apreciando lo comprometido y peligroso que resultaba subir a la posición, pues era necesario atravesar las líneas enemigas, continuó decidido la marcha, y, con un valor temerario, bajo constante fuego enemigo, que le produjo diez bajas, logró llegar a ella con el resto de su equipo, y con la única pieza útil que quedaba en la batería abrió fuego contra el enemigo, hasta que inutilizada por la noche, y cuando a la mañana siguiente se dedicaba a recomponerla, un proyectil enemigo le causó la muerte.

Una granada le seccionó las dos piernas. Su hermano se haría cargo de su cadáver y efectos tras la liberación, dándose el caso de que su padre, Santiago Fuentes Pila, que fuera Gobernador Civil, llegara a ser acusado por la infame República por tenencia ilícita de armas al estar en posesión de la pistola Star de 9 mm, serie A, número 1887 y la también Star de 6,35 mm, número 105.880 que habían pertenecido al héroe montañés y que fueron traídas por su hermano desde África. Al final reinó el sentido común siendo absuelto y recuperando las armas bajo promesa de conservarlas como armas históricas sin dedicarlas a otros usos.


Imagen
Bandera del Rif



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