YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Santiago Montes


Santiago Montes Luengas nace en Laredo el 25 de julio de 1911. Es el segundo de siete hermanos en una familia de pescadores, cuyos nombres por orden cronológico serán: Presentación, María Luisa, Ángel –que morirá fusilado en el Penal de El Dueso–, Pablo, Paz y Antonio.
Pronto, como ocurre con muchos otros artistas, surge en él la pasión por el dibujo, que se manifiesta en la escuela primaria, donde se pasa el día dibujando incansablemente.
Siendo un niño conoce al pintor Flavio San Román, con el que iniciará su aprendizaje plástico, frecuentando
su estudio y el de Gerardo de Alvear. Será, posiblemente, en el taller de San Román donde conozca a su amigo –casi un “hermano”, como lo califica en la dedicatoria de un retrato de la década de los treinta–, el escultor de Torrelavega Jesús Otero.

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