YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

martes, 8 de enero de 2013

Vaquería "La Tierruca"


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En la calle Monte Igueldo, 103, se conserva el precioso mural de azulejos de lo que en su día fué una vaquería. El nombre de "La Tierruca" nos sugiere que sus propietarios pudieron ser de Cantabria, donde se usa la entrañable terminación en "uca". El mural es obra de Enrique Guijo, uno de los mejores ceramistas del primer tercio del siglo XX, cuyos dibujos rezumaban encanto. Guijo tenía su taller en la calle Mayor, 80. En el panel contiguo vemos el original sistema, con forma de mesa, que servía para transportar las lecheras. Eran los tiempos en que el lechero llevaba la leche a domicilio cada amanecer. Las vaquerías solían tener vacas propias en el interior de los locales y la leche se ordeñaba a la vista del público. En 1965 la ley prohibió los establos urbanos por considerarlos poco higiénicos. Seguramente se ganó en higiene, pero, al decir de los más viejos del lugar, la leche ya no ha vuelto a tener el sabor de antes.

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