YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

¡Atención, Artur(o)...!: Ramón de Bonifaz, el montañés que ROMPIÓ LA CADENA...

Archivo:Ramon Bonifaz.jpg

Ramón de Bonifaz fue un célebre marino y mercader. Navegó por aguas del Mediterráneo y tenía casa en su Burgos natal. Por orden de Fernando III el Santo, que le nombró almirante de la Armada castellana, organizó una escuadra, con la que contribuyó a la toma de la ciudad de Sevilla a los musulmanes. Entre los años 1246 y 1247 se llevó a cabo la organización de la flota, preparada en la costa norte de Castilla, en localidades como Santander, Santoña, Castro Urdiales o Laredo; una escuadra que bordearía la península ibérica por Portugal para hacer su entrada por el Guadalquivir, río arriba.

Este hecho quedó reflejado en el escudo de Santander (que con el Estatuto de Autonomía pasaría a integrar también el de Cantabria), donde se pueden apreciar la Torre del Oro y una nave rompiendo las cadenas en el Guadalquivir.




 Su acción en el puente de Triana en 1248 se convirtió en una hazaña legendaria: esperando el momento oportuno de la marea alta y el viento a favor y con dos grandes barcos reforzados en proa a modo de ariete, embistió al puente de barcas que unidas mediante gruesas cadenas, al pie del Castillo de San Jorge, impedía el paso y protegía la ciudad. Este hecho, ocurrido el día 3 de mayo de 1248, dio lugar a la toma definitiva de Sevilla por las tropas del rey Fernando III El Santo, hoy patrono de la ciudad Ramón de Bonifaz fue encargado de construir posteriormente unos astilleros en al pie del propio Guadalquivir. Su gesta y su figura se recuerda en el monumento a San Fernando (1924) que Sevilla levantó en el centro de su Plaza Nueva, en una talla realizada por el escultor José Lafita Díaz. 
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