YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Dies Domini 14-12-2008


San Juan Bautista. Juan de Juanes. (1523-1579)

III domingo de adviento.

Evangelio:

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 6-8. 19-28
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?» Él confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías.» Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo soy.» «¿Eres tú el Profeta?» Respondió: «No.» Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?» Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías.»Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?» Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.»Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.
Palabra del Señor

Comentario

Poco a poco, como caracteriza a las cosas de Dios, nos estamos acercando a las fiestas de la Navidad...
En este domingo (3º del Adviento) todo respira alegría y gozo y es que hoy se nos invita a vivir el gozo del próximo nacimiento de Jesús, no sólo en nuestro interior, sino a llevarlo y transmitirlo en especial a los que sufren situaciones difíciles en su vida:
- Vendando los corazones desgarrados...
- proclamando el perdón…
- abriendo las puertas de la libertad.
Todo ese sueño que tan hermosamente nos describe el profeta Isaías en la primera lectura.
Con razón decía el Papa Juan Pablo II en julio del año 2002 a los jóvenes de todo el mundo en Toronto: “Los hombres están hechos para ser felices… Vosotros buscáis la felicidad… y Cristo tiene la respuesta a este deseo vuestro…, pero os pide que confiéis en él.
La verdadera felicidad es una victoria, algo que no puede obtenerse sin una larga y difícil batalla… Cristo tiene el secreto de la victoria… ”
Así lo expresa y defiende el Santo Padre, y así lo expresó y vivió Juan el Bautista, el protagonista y ejemplo de este tercer domingo de Adviento…
“¿Tú quién eres…?”, le preguntan… le piden algo así como su carnet de identidad Juan se define por la misión que ha recibido: Es el precursor, el que corre abriendo camino. No es el Mesías, pero sí su pregonero… No es el novio, pero sí su amigo… No es la Palabra, pero sí una voz… No es quien esperaban, pero sí quien confirma las esperanzas de los que esperaban …
Y nosotros… ¿Quiénes somos? Ante todo y sobre todo… seguidores de Cristo. Ojalá no nos identificáramos ni por nuestro nombre / ni por nuestros apellidos / ni por nuestra profesión / ni por nuestros títulos (Marqués del Tubo” mi padre tuvo - mi madre tuvo)… Sino sobre todo por nuestra fe…
Y es que uno es lo que cree, lo que sueña, lo que adora… quien ha de marcar y definir nuestra vida no somos nosotros, sino el Señor …
Esto lo entendió y vivió el Bautista, supo ponerse en el lugar que le correspondía y señalar al que realmente importaba …
Ése que ojalá dentro de unos días vuelva a nacer en el corazón de cada uno de nosotros…

Damián Ramírez Lozano, sacerdote

http://www.diocesismalaga.es/

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