YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

domingo, 18 de enero de 2009

Nuestra desconocida Catedral (IV)



La vieja claustra, que en otro tiempo rodeaba un recoleto jardín de naranjos, responde al sobrio y funcional estilo gótico que caracteriza a todo el monumento. Ocupa el barrio altomedieval llamado 'del Ciminterio', cuyas casas fueron derrocadas a comienzos del siglo XIV para proceder a la construcción del mismo, impulsada por el abad Nuño Pérez de Monrroy, canciller de la reina María.
Su edificación se inició por la nave norte, la que cobija la puerta de la iglesia, y la última en alzarse fue la del sur, que hace poco más de cien años caía sobre el mar. Estas naves se cierran a la parte del jardín por galerías arqueadas y con esbeltos parteluces, reforzados con posterioridad mediante robustos arcos escarzanos. Todas las naves estaban jalonadas de capillas, entre las que destacaban dos: la de San Pedro, situada en el extremo sureste, donde se celebraban los concejos generales de la villa, y la de Santiago, construida por la importante familia de armadores reales de los Escalante, en el siglo XIV, a la parte de Poniente; en el parámetro de esta misma nave se abría la puerta del hospital de Sancti Spiritus, que ya estaba allí a comienzos del siglo XIV.
Hoy se conservan en el claustro un buen número de bultos sepulcrales de abades y caballeros, procedentes tanto de las dos iglesias descritas como de otras de la jurisdicción de la ciudad, así como claves y capiteles tallados recuperados durante la reconstrucción.
http://www.diocesisdesantander.com/

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