YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

viernes, 20 de febrero de 2009

El Tercio de Montañeses en Buenos Aires


Reverso de la bandera denominada La Coronela, en la que figura el escudo de Santander.

Un Tercio formado por montañeses forzó la rendición de los británicos en 1807 en la capital del virreinato del Río de La Plata.
Reproduzco una noticia aparecida en El Diario Montañés del 26 de febrero de 2007, firmado por Teo San José:
«Vengo a informarles de la relevante conducta de los montañeses, y de su jefe coronel Don Pedro Andrés García en la defensa y reconquista de Buenos Ayres». Así se expresaba Santiago de Liniers, a la sazón virrey provisional del Río de la Plata, en el informe que envió a la Corte de España tras los sucesos de principios de julio de 1807 en la capital de aquel Virreinato austral que había sido tomada por fuerzas del ejército británico. Entre las unidades que entraron en batalla se encontraba el Tercio de Montañeses, un cuerpo que, junto al de Patricios y Miñones, tuvo un papel descollante en la capitulación de las últimas fuerzas invasoras, según las crónicas de la época. Y así se reconoció en la notificación a la Metrópoli.Doscientos años después, aquel Tercio de Montañeses sigue existiendo. Aunque ya no forma en las Fuerzas Armadas argentinas, ni en ninguna otra. Sólo sale de sus trincheras, de sus cuarteles, para dejarse ver en simulaciones históricas. Un grupo de animosos y «entusiastas recreacionistas», como ellos se definen, se ha formado en la capital argentina para rememorar las acciones bélicas en las que tomó parte el Tercio de Montañeses; se trata de la Asociación Civil y Cultural de Recreación Histórica Argentina, cuyas prácticas y reuniones las realizan-por añadidura y pese a que aún no hay ningún cántabro en sus filas-, en el Centro Montañés-Casa de Cantabria en Buenos Aires. Son ellos los que desde hace un año mantienen vivo el espíritu del Tercio de Montañeses: «Queremos sacar del olvido a gente común, que no eran militares, sólo ciudadanos que se unieron para defender su ciudad, y recordarlos con orgullo», señala Rubén Rocchiccioli, 'coronel' del Tercio y presidente de la asociación.Originarios de SantanderBuscan, estudian e investigan las tradiciones, la vestimenta, las armas, equipaciones y circunstancias vividas por aquellas milicias con el fin de reproducirlas y, llegado el momento, de representarlas; como explica Rocchiccioli, su objetivo es «investigar y recrear la unidad de milicias urbanas de Montañeses que participó de manera heroica en la defensa de Buenos Aires». Y este año va a tener oportunidad de lucirlo en varias ocasiones, ya que para conmemorar del bicentenario de aquel hecho histórico se han programado diversos actos y festejos nacionales, entre los que se cuentan algunas recreaciones. No descartan, incluso, intervenir el próximo año en Jaén en el bicentenario de la batalla de Bailén.El Tercio de voluntarios urbanos Montañeses de Buenos Ayres -que así se denominaba- se formó el 18 de septiembre de 1806. Las fuerzas militares del virreinado español acababan de expulsar a un contingente británico que se había adueñado de Buenos Aires durante un mes y medio. Ante la amenaza de una nueva invasión británica a la capital del Río de la Plata, se resuelve la creación de cuerpos urbanos de milicias «para la defensa de la ciudad y de su costa», siendo así como nacen el Cuerpo de Arribeños, de los Cuatro Reinos de Andalucía, el de Voluntarios Gallegos o el Cuerpo de Vizcaínos, entre otros. Del mismo modo que los anteriores, el de Montañeses tiene un origen regional. Se trata de una compañía de voluntarios que se constituyó mayoritariamente con los vecinos emigrados de lo que luego sería provincia de Santander y de descendientes de los montañeses que, por entonces, vivían en Buenos Aires. «Esta tropa se compone de los vecinos que voluntariamente se han armado para la defensa del país. Ellos han consumido muchos intereses en uniformarse; no tienen más subordinación que la de su propio entusiasmo», elogiaba de ellos su capitán.Contra los británicosRocchiccioli, actual responsable del Tercio, va más lejos: «Era gente que dejó todo; dejó casa, familia e incluso su vida, por defender Buenos Aires». Y son las acciones de aquellos aguerridas milicias urbanas las que la asociación trata de emular porque «si olvidas el pasado, no tienes futuro», sentencia el coronel. Aquel temor de los bonaerenses a una nueva invasión cristalizó un año después de la formación de las milicias, pues a finales de junio de 1807 unos 8.000 soldados de la fuerza británica, al mando del general John Whitelocke, desembarcaron en la Ensenada Barragán con once piezas de artillería. Los británicos avanzaron sobre Buenos Aires y tras un sinnúmero de refriegas, entran en la capital. Y fue tal que un 6 de julio de hace justo doscientos años cuando el Tercio de Montañeses, integrado por 301 hombres, entró en la memoria colectiva de los argentinos por su destacada y decisiva actuación. Encargados de la defensa del sector sur de la ciudad (calles Belgrano y Defensa), cuentan las crónicas que los montañeses, con el coronel Pedro Andrés García al frente, rindieron al general Robert Craufurd y a sus tropas que habían tomado el convento de Santo Domingo, desde donde se hicieron fuertes y controlaban un sector de la ciudadDos compañías del Tercio de Montañeses y un obús batían los cuatro costado del convento con un intenso fuego de fusilería y de cañón. Tal fue la insistencia y el daño que estaban haciendo que el brigada británico decidió anular aquella fuerza: envió dos columnas para anular el obús, pero los montañeses destrozaron ambas columnas; poco después, el general capitula y rinde sus fuerzas ante el cuerpo de Patricios y de Montañeses. Estos últimos pagaron su valiente conducta con 23 muertos y otros 22 heridos. «Estos hechos de 1807, y acciones como la de los montañeses», relata Rocchiccioli, «generaron cohesión entre los criollos y los españoles ante un enemigo común y forjaron las bases para la formación de la futura República Argentina».




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