Eduardo Rosales, es un pintor español nacido en Madrid a comienzos del siglo XIX; se formó durante el Eclecticismo español. Muerto a los treinta y seis años, la brillante carrera de Rosales prometía una obra de enorme calidad. Iniciado en la pintura de Historia propia del Eclecticismo, evolucionó del rígido academicismo exhibido en el Testamento de Isabel la Católica hacia la ligereza del pigmento y la pincelada fluida del Impresionismo, como se aprecia en sus abundantes estudios, bocetos y acuarelas. Una parte importante en su evolución se produjo en un viaje por Italia, que le descubrió la importancia de la luz solar y sus efectos sobre la materia, un descubrimiento que aplicó en la superficie blanda y húmeda de su último cuadro, Saliendo del Baño del Museo del Prado. El principal valor de este lienzo, que es su espontaneidad y su aspecto abocetado, no se sabe si atribuirlo a una evolución hacia la libertad de estilo o a que realmente quedó incompleto con su muerte.
YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.
sábado, 5 de diciembre de 2009
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