Las Marzas, como su nombre indica, son cantos propios del mes de marzo, concretamente se celebran el último día de febrero o el primero de marzo. Provienen del latín Kalendae Martiae y su tradición se remonta a muchos siglos atrás, posiblemente incluso anterior a la llegada de los romanos.
Consistía en una comitiva formada por chicos jóvenes del lugar, provistos de palos, cestas, sacos... que recorrían al anochecer una por una las casas de los vecinos pidiendo aguinaldos a cambio de los cantos que entonaban que variaban según la época del año ( había marzas de Nochebuena, Año Nuevo, Reyes y Pascua.
Era costumbre dirigirse a los dueños de la casa antes de empezar con la frase: ¿Cantamos o rezamos? por si en la casa se estaba de luto. A la hora de la despedida, si los dueños habían sido dadivosos, se les daba el "buen dao". Para los más huraños o tacaños, existían las mar- zas "rutonas" o de "ruimbraga":
Estas Puertas son de alambre / aquí vive el Rey del hambre / que nos niega el aguinaldo / y de señor hace alarde.
Cantos de las tradicionales Marzas:
Marzo florecido / seas bienvenido. / Florecido marzo / seas bienllega- do. / A esta casa honrada / señores llegamos / si nos dan licencia / las marzas cantamos. / ¿Si la cantaremos / o las rezaremos? / mas con su licencia / cantarlas queremos. / Escuchen y atiendan / nobles caballeros / y oirán las marzas / completas, de nuevo, / que a cantar- las vienen / los lindos marceros / en primera edad / y en sus años tiernos / como las cantaron / sus padres y abuelos / y hacemos lo mismo / para no ser menos. / Y a lo que venimos / "pa" no ser mo- lestos / no es a traer / y así llevaremos / de lo que nos dieren: / to- rreznos y huevos, / nueces y castañas / y también dinero / para en- trar un trago / porque el tabernero / no nos acredita / si no lo te- nemos. / Que es descortesía / y es desobediencia / en casa de no- bles / cantar sin licencia. / Si nos dan licencia / señor, cantaremos. / Con mucha prudencia / las marzas diremos / Quédense con Dios / vi- van muchos años / y también nosotros / los que las cantamos / Mar- zo florecido / seas bienvenido. / Florecido marzo / seas bienllegado.
Aunque gran parte de esta ancestral fiesta se ha perdido aún podemos encontrar jóvenes que salen a cantar las marzas. En el valle de Soba, los marceros ataviados con pieles de oveja y cencerros de diver- sos tamaños eran acompañados durante la Pascua por el zarramasquero, un joven enmascarado con ramaje y careta de piel de oveja que porta un ramo de acebo.
También celebran las marzas Torrelavega, Polanco, Piélagos y otras muchas locali- dades cántabras. En Reinosa se celebra desde hace más de treinta años el único concurso de marzas de nuestra región.
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