YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

jueves, 2 de septiembre de 2010

El edificio del Banco Vitalicio en Santander





Este edificio fue construido en 1919 por Gonzalo Bringas, uno de los arquitectos más fuertemente involucrados en la expansión de la ciudad a principios del siglo XX. Ocupa una ubicación privilegiada al lado de Puerto Chico y de la Plaza de Matías Montero. El edificio es un buen ejemplo de la arquitectura funcional de principios del siglo XX, originalmente destinado a la casa de la clase media acomodada de la ciudad. Las fachadas son señoriales y austeras en el clásico estilo español. La fachada sur tiene balcones semicirculares y bandas verticales formando una simetría elegante.

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