YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

lunes, 7 de marzo de 2011

Greguerías



Como daba besos lentos, duraban más sus amores.

La morcilla es un chorizo lúgubre.

Entre los carriles de las vías del tren, crecen flores suicidas.

Trueno: caída de un baúl por las escaleras del cielo.

El agua se suelta el pelo en las cascadas.

Si te conoces demasiado a ti mismo, dejarás de saludarte.

Aquel tipo tenía un tic, pero le faltaba un tac;
por eso no era un reloj.

La ópera es la verdad de la mentira;
el cine es la mentira de la verdad.

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