YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Flavio San Román

Flavio San Román:retrato femenino



Nacido en Bárcena de Cicero, recibió las enseñanzas de Cecilio Pla, en la madrileña escuela de San Fernando, donde estudió pensionado por la diputación de Santander.

Practicó la escultura, destacando en la talla de madera, el óleo y el dibujo. Hizo una galeria de retratos a lápiz, como el famoso de Agustín Riancho, entre los que aparecen conocidos personajes del Santander de los años cuarenta y cincuenta.

Cimentó su gran reputación como retratista con obras que priman la fidelidad al modelo. Es la suya una concepción tradicional del oficio pictórico en el que llegará a una maestría en el uso del color, si bien Flavio San Román cobra auténtica dimensión en el arte cántabro a través de su dedicación a la docencia. Fueron discípulos suyos Raba, Calderón, de la Puente y Álvarez Lavín, entre otros.




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