YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

sábado, 7 de enero de 2012

Montañesismos


APUYAA:
Se trata de un grito intraducible que de madrugada se lanzaba por las calles de pescadores el deputao o encargado de avisar, con el fin de saber que era la hora de hacerse a la mar. Después de la guerra, los domicilios de los pescadores fueron desperdigándose por la ciudad y, a falta de despertador, el grito se convirtió en algo tan personal como: Fulano, a la mar.

ENFURRUSCARSE:
Enfadarse, mostrar mal carácter.
LUMIA:
Descarada, aunque, depende del ambiente donde se use, puede tratarse de algo
mucho peor.
SINCIO:
Tener sincio es desear algo, se suele aplicar a los antojos que sobrevienen de
repente.

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