YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

domingo, 31 de enero de 2010

Cartel de la Semana Santa de Santander 2010


En el cartel de la Semana Santa 2010 aparece la imagen de Ntra. Sra. de la Merced titular de la Archicofradía de la Celeste, Real y Militar Orden de Ntra. Sra. de la Merced.

sábado, 30 de enero de 2010

Dies Domini 31 de enero de 2010




IV Domingo del Tiempo ordinario



Evangelio

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír». Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: Médico, cúrate a ti mismo: haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm».
Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
Lucas 4, 21-30

Comentario


La pobre condición humana enmudece ante Dios. No podemos evitar fijarnos en lo que les ocurrió a los paisanos de Jesús en la sinagoga de su pueblo, gente sencilla, conocidos, vecinos... Vamos, que no sucedió esto en la gran sinagoga de Jerusalén... Él estaba en casa y ya conocemos cómo era el estilo de Jesús, tan accesible, tan cercano, pero, ¡menuda es la condición humana! Acababa de leer la Escritura, les tenía boquiabiertos, cuando, solemnemente, dice a todos: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír...» Les dijo mucho en pocas palabras: se ha acabado la espera, hoy es ya tiempo mesiánico, tiempo de salvación.
A esta gente no se les ocurrió otra cosa que quedarse a ras de tierra, caer en la ironía y en el desprecio; más aún, llegaron a ser osados y prepotentes, hasta el reto, como diciéndole al Señor: Haznos a nosotros lo que oímos que haces por ahí, a ver si te atreves... También le dijeron eso mismo estando clavado en la cruz: «¡Venga, demuéstranos que eres poderoso y baja!» El corazón del que no reconoce a Dios no tiene piedad, se incapacita para verle.
Las respuestas de Jesús eran serenas, no se dejó llevar de las ironías de sus vecinos, les enseñó que Dios no se inmuta ante la insolencia, que no le afecta la presión, ni la personal, social o mediática, ni las insolencias de los poderosos; guarda silencio, siempre está en su sitio; es la Verdad, la Vida y realiza su Voluntad... a quien quiere: a la viuda de Serepta o a Naamán, el sirio... Santa Teresa de Ávila lo expresaba genial: «Dios no se turba... ¿Ves la gloria del mundo? Es gloria vana; nada tiene de estable, todo se pasa...» La lección de Jesús es magistral: el pecado del hombre es creerse superior a Dios, pero sólo su corazón termina herido.
El que pretenda construirse a sí mismo, o construir la sociedad, olvidándose de Dios, lo hará ordinariamente a expensas de los demás, particularmente de los más pequeños y de los débiles. El salmista lo proclama: «El hombre que no ha puesto en Dios su fortaleza..., medita el crimen sin cesar» (Sal 52). La advertencia de ese error tiene muchos años: «Me han abandonado a Mí, fuente de agua viva, para cavarse cisternas, cisternas agrietadas que no conservan el agua» (Jer 2, 13).
La conclusión del texto es dramática, no menos de lo que fuera la vida pública de Jesús: anuncia la Verdad, enseña el camino del Reino..., pero la tiniebla no aguanta la luz, y quisieron despeñarle. Y Dios, sin palabras, vuelve a hablar: Se abrió paso entre ellos y se alejaba.
+ José Manuel Lorca Planes
obispo de Cartagena y A.A. de Teruel y Albarracín

viernes, 29 de enero de 2010

Henry Purcell: Dido y Aeneas




Dido y Eneas fue escrita según un libreto de Nathum Tate, quien lo desarrolló a petición de Josiah Priest, profesor de baile que también dirigía una escuela de señoritas, primero en Leicester y luego en Chelsea, donde la ópera fue estrenada. Dido y Eneas es considerada la primera ópera genuinamente inglesa.


Henry Purcell nació en el condado de St. Anne, Westminster. Su padre, también de nombre Henry Purcell, fue caballero de la Capilla Real, y cantó en la coronación del Rey Carlos II de Inglaterra. Fue el mayor de tres hermanos, de los cuales el menor Daniel Purcell (fallecido en 1717), fue igualmente un prolífico compositor.

Luego de la muerte de su padre, en 1664, Henry Purcell quedó bajo la tutoría de su tío Thomas Púrcell (muerto en 1682), quien mostró por él afecto y cariño. Thomas era asimismo caballero de la Capilla del Rey y gestionó la admisión de Henry como miembro del coro. Henry estudió primero con Henry Cooke, maestro de los niños, y luego con Pelham Humfrey, sucesor de Cooke.

Se dice que Purcell comenzó a componer a los 9 años de edad, pero la primera obra que puede ser identificada con certeza como de su autoría es la Oda para el cumpleaños del rey escrita en 1670 (Las fechas de sus composiciones son a menudo inciertas, a pesar de la considerable investigación).

Después de la muerte de Humfrey, Purcell continuó sus estudios con el Dr. John Blow, mientras asistía a la Escuela de Westminster. En 1676 fue nombrado ayudante organista de la Abadía de Westminster y compuso obras como Aureng-Zebe, Epsom Wells y La libertina.

En 1677 compuso la música para la tragedia de Aphra Behn Abdelazar y en 1678 una obertura y mascarada para la nueva versión de Shadwell sobre Timon de Atenas (de Shakespeare). El coro de La libertina «In These Delightfull Pleasant Groves» se interpreta frecuentemente.

En 1675 escribió varias canciones para Aires, canciones y diálogos elegidos (de John Playford) y también un himno de nombre actualmente desconocido para la Capilla Real. A través de una carta escrita por Thomas Purcell, sabemos que el himno fue escrito para la excepcional voz del reverendo John Gostling, entonces en Canterbury, pero posteriormente Caballero de la Capilla del Rey. Purcell escribió muchos himnos en diferentes momentos para esta extraordinaria voz, un bajo profundo, que se sabe tenía una tesitura de al menos dos octavas completas, desde re2 hasta re4.

Se conocen datos de unos pocos de estos himnos; quizás el más notable ejemplo es They that go down to the sea in ships, compuesto en agradecimiento por un providencial salvamento de un naufragio sufrido por el rey. Gostling, que acompañaba en la oportunidad al rey, reunió varios versos de los Salmos en forma de himno, y le pidió a Purcell que compusiera la música. La obra resulta todavía hoy de una interpretación muy difícil, incluyendo un pasaje que atraviesa toda la tesitura de la voz de Gotling.

En 1680, Blow, organista de la Abadía de Westminster desde 1669, resignó su cargo en favor de Henry Purcell, quien a esa fecha tenía 22 años.

Purcell entonces se dedicó enteramente a la composición de música sacra, y por seis años restringió su conexión con el teatro. Sin embargo, durante la primera parte de aquel año, probablemente antes de asumir el cargo, produjo dos importantes trabajos para las tablas: la música para Teodosio (de Nathaniel Lee), y para Esposa virtuosa (de Thomas D'Urfey).

También se atribuye a este periodo la composición de la ópera Dido y Eneas, que constituye un importante hito en la historia de la música dramática inglesa con la famosa aria el Lamento de Dido, así como la desarrolladísima semiópera The Fairy Queen (La reina de las hadas).

El catálogo de Henry Purcell comprende un total de 860 obras, siendo las más destacadas:

Indian Queen, última gran obra, elaborada el mismo año de su muerte.
43 obras de música incidental para teatro.
24 odas, de las cuales 4 son para Santa Cecilia y 6 para María II.
La música para el funeral de la reina María II, que consta de 17 piezas, si bien los más comunes son entre 4 y 6 (es famosa la Marcha Fúnebre, utilizada en la película La naranja mecánica). Esta misma música se utilizó para el funeral del propio Purcell, casi once meses después.
6 semióperas.
62 piezas (entre estudios, suites, etc.) para teclado (principalmente clavecín y espineta).
114 piezas religiosas (incluyendo himnos y servicios).

Púrcell murió el 21 de noviembre de 1695. Poco después, su esposa recopiló varias de sus obras, las cuales se publicaron en dos famosos volúmenes: Orpheus Britannicus I (1698) y II (1702).

Fue enterrado en la Abadía de Westminster, debajo del órgano que tanto tiempo tocó. Su epitafio dice: «Aquí yace el honorable Henry Purcell, quien dejó esta vida y ha ido a ese único lugar bendito donde su armonía puede ser superada».

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Leonardo da Vinci

Leonardo da Vinci. Dama con armiño (1483-84). Museo Czartoryski de Cracovia (Polonia)


Leonardo da Vinci es uno de los grandes genios del Renacimiento, destacando como artista, inventor y descubridor. Nació en 1452 en Vinci, siendo hijo ilegítimo de un notario florentino. Se crió en Florencia y aprendió en el taller de Verrocchio; con seguridad, Leonardo está en el taller de Verrocchio en 1476, como confirma una denuncia en la que se le acusaba de homosexualidad. Con 20 años ya es maestro independiente, interesándose mucho por descubrir nuevas técnicas para trabajar al óleo. Sin embargo, continuó ligado al taller de Verrocchio hasta prácticamente su marcha de Florencia. Su reputación crecía y los encargos aumentaban. En 1482 se traslada a Milán, ofreciendo sus servicios a Ludovico Sforza, Duque de Milán; había marchado a Milán como embajador de Florencia, dentro del plan de los Medici de difusión del arte florentino como motivo de prestigio e instrumento de propaganda cultural. En Milán estuvo durante 17 años, trabajando en variados proyectos de todo tipo, tanto artísticos como científicos, en los que el deseo de experimentar era su principal objetivo. Esto no le impedía realizar encargos ocasionales para Florencia, que frecuentemente dejaba inacabados. Tras la invasión de Milán por las tropas francesas, regresa a Florencia para trabajar como ingeniero militar. Por estos años realizó múltiples disecciones, mejorando y perfeccionando su conocimiento de la anatomía. En Florencia recibió el encargo de decorar una sala de la Cámara del Consejo, que nunca acabó. En 1506 regresó a Milán y al año siguiente entró al servicio de Luis XIII de Francia, para quien trabajó como pintor e ingeniero. Entre 1513 y 1516 está en Roma, pero consciente de que no puede competir con Miguel Ángel acepta la invitación de Francisco I de Francia y se traslada allí, falleciendo en el castillo de Cloux, cerca de Amboise, en 1519. Su producción estuvo marcada por el interés hacia el claroscuro y el sfumato, la técnica con la que difumina los contornos, consiguiendo una excelente sensación atmosférica como se aprecia en su obra más famosa, la Gioconda. Su faceta como dibujante también es destacable, conservándose una gran cantidad de apuntes. Al final de su vida sufrió una parálisis en el brazo derecho que le impedía pintar, pero no continuar dibujando y enseñando. Poco se recuerda de los alumnos de Leonardo, cuya maestría se impuso con diferencia a la de aquéllos que trabajaron con él. Entre sus colaboradores destacan los nombres de Francesco Melzi, Boltraffio, Lorenzo de Credi, Ambrogio y Evangelista de Predis, etc. Leonardo representó una ruptura con los modelos universales establecidos durante el Quattrocento. Se opuso al concepto de "belleza" ideal, defendiendo la imitación de la naturaleza con fidelidad, sin tratar de mejorarla. Y así contempla la fealdad y lo grotesco, como en sus dibujos de personajes deformes y cómicos, considerados las primeras caricaturas de la historia del arte. Su dominio del color y la atmósfera le hace también el primero en ser capaz de pintar el aire. La perspectiva aérea o atmosférica, como hoy se conoce, es una característica inconfundible de su obra, en especial de los paisajes. Leonardo fue el primero en considerar que la distancia se llenaba con aire y que éste hacía que los objetos lejanos perdiesen nitidez y se viesen azulados. Vivió en una época en la que el humanismo y el estudio de los clásicos estaban de plena vigencia; sin embargo, parece que tuvo dificultades intentando aprender latín y griego, los idiomas cultos y la llave de acceso a la cultura filosófica neoplatónica que dominaba Italia y parte de Europa. Leonardo escribió la mayor parte de sus escritos en toscano, un dialecto florentino. Pero escribía al revés, como visto por un espejo. La obra pictórica de Leonardo es muy escasa y discutida. El signo del artista fue el abandono sistemático de los proyectos que se le encargaban, por muchas medidas que tomaran los clientes mediante contratos, cláusulas, etc. Él mismo no se definía como pintor, sino como ingeniero y arquitecto, incluso como escultor. Sin embargo su prestigio en vida alcanzó dimensiones prácticamente desconocidas. En Roma fue alojado en el palacio del Belvedere, la residencia de verano del Papa. El rey de Francia le invitó al final de su vida y trató de acaparar sus escasas obras. Isabella d'Este, una de las mujeres más importantes de su época, le persiguió durante años para conseguir que terminara su retrato, del que sólo ha quedado un dibujo en muy mal estado. Tras su muerte, Leonardo se ha convertido en el paradigma de "hombre del Renacimiento", dedicado a múltiples investigaciones científicas y artísticas. Sus obras han determinado la evolución del arte en los siglos posteriores, independientemente de que se trate de obras realmente del maestro o simples imitaciones o colaboraciones. Su vida personal es en gran parte un misterio; apenas han llegado indicaciones acerca de sus costumbres, gustos o defectos. Se sabe que era estrictamente vegetariano, por sus cartas y escritos sobre anatomía, en los que llama a los omnívoros "devoradores de cadáveres". También parece bastante probado que Leonardo era homosexual, sufrió persecución por este hecho y estuvo a punto de enfrentarse a la Inquisición. Sus protectores consiguieron siempre que eludiera el juicio público, que en otros casos terminaba con la quema en la hoguera de los supuestamente culpables. En cualquier caso, Leonardo permaneció soltero y sin hijos. Tampoco sus discípulos parecen haber recogido la herencia del maestro, al menos en el terreno pictórico. La obra de los que trabajaron con él es prácticamente desconocida y de escasa calidad. El proyecto, inacabado, que Leonardo realizó para un "Tratado de la Pintura", fue recogido por Francesco de Melzi. El joven no lo ordenó ni lo supo conservar para su publicación. Al cabo de los años se consiguió una edición provisional, desordenada, sin coherencia, pero que progresivamente se trató de completar para dar una orientación general de las ideas de Leonardo acerca de la pintura, la arquitectura, el cuerpo humano, la botánica... todos los temas, en fin, que ocuparon su mente a lo largo de su vida. El artista que tal vez se mostró más influido por la obra de Leonardo fue Durero; al igual que el maestro italiano, Durero trató de demostrar el carácter científico de la pintura. También supo apreciar el interés de Leonardo por las proporciones del cuerpo humano, del caballo y de la arquitectura. Como Leonardo, Durero proyectó un Tratado sobre pintura y sobre proporciones que, igualmente, no llegó a publicar. Ambos artistas, cada uno en su país, dieron un vuelco a la pintura tal como se empezaba a delimitar tras la eclosión del Renacimiento y la dotaron de un aire de modernidad que se mantuvo vigente hasta el arte contemporáneo.

jueves, 28 de enero de 2010

Luys Santa Marina


Luis Narciso Gregorio Gutiérrez Santa Marina, más conocido como Luys Santa Marina. (Colindres, 5 de enero de 1898 - Barcelona, del 14 al 15 de septiembre de 1980). Escritor y poeta falangista.
Estudio el bachillerato en Santander y Derecho en Oviedo. Se traslada a Madrid, abandonando sus estudios y después en 1925 a Barcelona, su tierra de adopción. Allí conoció a Max Aub, de ideología izquierdista, con el que fundó la revista Azor. Ingresó en 1933 en la Falange Española, en la que llegó a jefe de la Falange catalana en 1934. Desde ese momento se dedicó a la política y abandonó sus actividades literarias hasta finalizada la Guerra Civil.
Además de escritor y poeta, realizó estudios de los clásicos y tradujo a Rudyard Kipling o Aldous Huxley.
En 1995 se instituyó el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Cieza que lleva su nombre.
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Festividad de Santo Tomás de Aquino




Nace en el Castillo de Rocaseca, cerca de Nápoles, Italia, en 1225.
Es el último hijo varón de una numerosa familia de doce hijos. Su padre se llamaba Landulfo de Aquino.
Alto, grueso, bien proporcionado, frente despejada, porte distinguido, una gran amabilidad en el trato, y mucha delicadeza de sentimientos.
Cerca del Castillo donde nació estaba el famoso convento de los monjes Benedictinos llamado Monte Casino. Allí lo llevaron a hacer sus primeros años de estudios.
Los monjes le enseñaron a meditar en silencio. Es el más piadoso, meditabundo y silencioso de todos los alumnos del convento. Lo que lee o estudia lo aprende de memoria con una facilidad portentosa.Continúa sus estudios por cinco años en la Universidad de Nápoles. Allí supera a todos sus compañeros en memoria e inteligencia. Conoce a los Padres Dominicos y se entusiasma por esa Comunidad. Quiere entrar de religioso pero su familia se opone. El religiosos huye hacia Alemania, pero por el camino lo sorprenden sus hermanos que viajan acompañados de un escuadrón de militares y lo ponen preso. No logran quitarle el hábito de dominico, pero lo encierran en una prisión del castillo de Rocaseca.
Tomás aprovecha su encierro de dos años en la prisión para aprenderse de memoria muchísimas frases de la S. Biblia y para estudiar muy a fondo el mejor tratado de Teología que había en ese tiempo, y que después él explicará muy bien en la Universidad.
Sus hermanos al ver que por más que le ruegan y lo amenazan no logran quitarle la idea de seguir de religioso, le envían a una mujer de mala vida para que lo haga pecar. Tomás toma en sus manos un tizón encendido y se lanza contra la mala mujer, amenazándola con quemarle el rostro si se atreve a acercársele. Ella sale huyendo y así al vencer él las pasiones de la carne, logró la Iglesia Católica conseguir un gran santo. Si este joven no hubiera sabido vencer la tentación de la impureza, no tendríamos hoy a este gran Doctor de la Iglesia.
Esa noche contempló en sueños una visión Celestial que venía a felicitarlo y le traía una estola o banda blanca, en señal de la virtud, de la pureza que le concedía Nuestro Señor.
Liberado ya de la prisión lo enviaron a Colonia, Alemania, a estudiar con el más sabio Padre Dominico de ese tiempo: San Alberto Magno. Al principio los compañeros no imaginaban la inteligencia que tenía Tomás, y al verlo tan robusto y siempre tan silencioso en las discusiones le pusieron de apodo: "El buey mudo". Pero un día uno de sus compañeros leyó los apuntes de este joven estudiante y se los presentó al sabio profesor. San Alberto al leerlos les dijo a los demás estudiantes: "Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey llenará un día con sus mugidos el mundo entero". Y así sucedió en verdad después.
Sus compañeros de ese tiempo dejaron este comentario: "La ciencia de Tomás es muy grande, pero su piedad es más grande todavía. Pasa horas y horas rezando, y en la Misa, después de la elevación, parece que estuviera en el Paraíso. Y hasta se le llena el rostro de resplandores de vez en cuando mientras celebra la Eucaristía.
A los 27 años, en 1252, ya es profesor de la famosísima Universidad de París. Sus clases de teología y filosofía son las más concurridas de la Universidad. El rey San Luis lo estima tanto que lo consulta en todos los asuntos de importancia. Y en la Universidad es tan grande el prestigio que tiene y su ascendiente sobre los demás, que cuando se traba una enorme discusión acerca de la Eucaristía y no logran ponerse de acuerdo, al fin los bandos aceptan que sea Tomás de Aquino el que haga de árbitro y diga la última palabra, y lo que él dice es aceptado por todos sin excepción.
En 1259 el Sumo Pontífice lo llama a Italia y por siete años recorre el país predicando y enseñando, y es encargado de dirigir el colegio Pontificio de Roma para jóvenes que se preparan para puestos de importancia especial.
En 4 años escribe su obra más famosa: "La Suma Teológica", obra portentosa en 14 tomos, donde a base de Sagrada Escritura, de filosofía y teología y doctrina de los santos va explicando todas las enseñanzas católicas. Es lo más profundo que se haya escrito en la Iglesia Católica.
En Italia la gente se agolpaba para escucharle con gran respeto como a un enviado de Dios, y lloraban de emoción al oírle predicar acerca de la Pasión de Cristo, y se emocionaban de alegría cuando les hablaba de la Resurrección de Jesús y de la Vida Eterna que nos espera.
El Romano Pontífice le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo, y compuso entonces el Pangelingua y el Tantumergo y varios otros bellísimos cantos de la Eucaristía (dicen que el Santo Padre encargó a Santo Tomás y a San Buenaventura que cada uno escribiera unos himnos, pero que mientras oía leer los himnos tan bellos que había compuesto Santo Tomás, San Buenaventrua fue rompiendo los que él mismo había redactado, porque los otros le parecían más hermosos). Después de haber escrito tratados hermosísimos acerca de Jesús en la Eucaristía, sintió Tomás que Jesús le decía en una visión: "Tomás, has hablado bien de Mi. ¿Qué quieres a cambio?". Y el santo le respondió: "Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte mucho, y agradarte cada vez más".
De tal manera se concentraba en los temas que tenía que tratar, que un día estando almorzando con el rey, de pronto dio un puñetazo a la mesa y exclamó: "Ya encontré la respuesta para tal y tal pregunta". Después tuvo que presentar excusas al rey por estar pensando en otros temas distintos a los que estaban tratando los demás en la conversación.
Pocos meses antes de morir tuvo una visión acerca de lo sobrenatural y celestial, y desde entonces dejó de escribir. Preguntado por el Hermano Reginaldo acerca de la causa por la cual ya no escribía más, exclamó: "Es que, comparando con lo que vi en aquella visión, lo que he escrito es muy poca cosa".
Santo Tomás logró que la filosofía de Aristóteles llegara a ser parte de las enseñanzas de los católicos. Este santo ha sido el más famoso profesor de filosofía que ha tenido la Iglesia.
Tan importantes son sus escritos que en el Concilio de Trento (o sea la reunión de los obispos del mundo), los tres libros de consulta que había sobre la mesa principal eran: la Sagrada Biblia, los Decretos de los Papas, y la Suma Teológica de Santo Tomás.
Decía nuestro santo que él había aprendido más, arrodillándose delante del crucifijo, que en la lectura de los libros. Su secretario Reginaldo afirmaba que la admirable ciencia de Santo Tomás provenía más de sus oraciones que de su ingenio. Este hombre de Dios rezaba mucho y con gran fervor para que Dios le iluminara y le hiciera conocer las verdades que debía explicar al pueblo.
Su humildad: Cumplía exactamente aquel consejo de San Pablo: "Consideren superiores a los demás". Siempre consideraba que los otros eran mejores que él. Aun en las más acaloradas discusiones exponía sus ideas con total calma; jamás se dejó llevar por la cólera aunque los adversarios lo ofendieran fuertemente y nunca se le oyó decir alguna cosa que pudiera ofender a alguno. Su lema en el trato era aquel mandato de Jesús: "Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros".
Su devoción por la Virgen María era muy grande. En el margen de sus cuadernos escribía: "Dios te salve María". Y compuso un tratado acerca del Ave María.
SU MUERTEEl Sumo Pontífice lo envió al Concilio de Lyon, pero por el camino se sintió mal y fue recibido en el monasterio de los monjes cistercienses de Fosanova. Cuando le llevaron por última vez la Sagrada Comunión exclamó: "Ahora te recibo a Ti mi Jesús, que pagaste con tu sangre el precio de la redención de mi alma. Todas las enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la Santa Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente".
Murió el 7 de marzo de 1274 a la edad de 49 años.
Fue declarado santo en 1323 apenas 50 años después de muerto. Y sus restos fueron llevados solemnemente a la Catedral de Tolouse un 28 de enero. Por eso se celebra en este día su fiesta.

miércoles, 27 de enero de 2010

EPICARMO







Epicarmo, hijo de Elotalo, natural de Coo, fue también discípulo de Pitágoras. A los tres meses de edad fue llevado a Megara de Sicilia, y de allí a Siracusa, como lo dice él mismo en sus obras. Hiciéronle estos versos, puestos al pie de su estatua:

Cuanto del grande sol los resplandores
en luz exceden los lucientes astros;
cuanto del mar la fuerza
es mayor que la fuerza de los ríos;
tal la sabiduría de Epicarmo
(a quien orla su patria Siracusa)
excede las demás sabidurías.

Dejó Comentarios, en los cuales trata cosas filosóficas, sentenciosas y de medicina. A muchos de estos Comentarios pone versículos acrósticos, con los cuales manifiesta que aquellos escritos son suyos. Murió de noventa años.

Nuestra tierra, La Montaña



Reinosa, en una de las fotografias más antiguas de las que se tiene constancia. Su autor fue el ingeniero británico Atkinson, que desarrolló la obra del ferrocarril entre Alar y Reinosa, dejando constancia en 1857 de cómo era el Camino Real a su paso por la aún villa reinosana.

martes, 26 de enero de 2010

«Sismo» y «seísmo» son terremotos



La Fundación del Español Urgente recuerda que en español, para nombrar los terremotos, existen dos palabras: sismo y seísmo; la primera es la que se utiliza en Hispanoamérica, mientras que la segunda es la más usada en España.En los últimos días varios terremotos han agitado ciudades de la Europa mediterránea y en los medios de comunicación es frecuente ver las palabras sismo, en las noticias redactadas en Hispanoamérica y los Estados Unidos, y seísmo, en las redactadas en España.La Fundéu BBVA recuerda que ambas palabras son correctas y están registradas en el Diccionario académico, si bien la más usada es sismo, de la que derivan sismógrafo y sismología. Sin embargo, en las noticias para España es preferible optar por seísmo, la forma más habitual en nuestro país.

Trafalgar, la gloriosa derrota




Una rutilante estrella política se alzaba con fuerza en el firmamento europeo a finales del siglo XVIII. Se llamaba Napoleón Bonaparte, y había decidido, después de consultarlo consigo mismo, que Europa le pertenecía. En pocos años, su bien motivado ejército había puesto en jaque a todos los reyes del continente. Viejas alcurnias se rendían ante la irrefrenable ambición del general corso, a quien todo le parecía poco.

Sólo había un país que se resistía a sus designios: el Reino Unido. La Inglaterra de entonces era una nación que cotizaba al alza y no se dejaba amilanar por cualquiera. Poseía la flota más extraordinaria jamás vista en alta mar y tenía de su lado, además, el Canal de la Mancha, un soberbio foso natural custodiado día y noche por los perros de presa de la Royal Navy.

Napoleón lo sabía. Sabía que si no sometía Inglaterra y anulaba su poderío marítimo nunca llegaría a emular a los emperadores de la Antigüedad en magnificencia y dominio. En 1804, ya convertido en rey de reyes, vio llegada la hora de echarse sobre su vecino del otro lado del canal. Ordenó reunir un impresionante ejército en Calais y diseñó una cuidada estrategia para alejar a los navíos ingleses de las aguas del canal, con el objetivo de que sus tropas lo cruzasen sin contratiempos. Una vez en la isla, la invasión se haría conforme a lo habitual, es decir, con determinación y sin miramientos. Mientras en París el emperador ultimaba su plan maestro, dos de sus almirantes, Villeneuve y Missiessy, zarparon de Tolón rumbo al Caribe con una poderosa flota. Los ingleses advirtieron la maniobra y cayeron en la trampa, corriendo tras ellos en una denodada carrera por el Atlántico.

Villeneuve llevaba orden de huir de los ingleses y, una vez hubiese avistado América, volver de inmediato a Europa y reagrupar la flota franco-española, que se encontraba desperdigada por El Ferrol, Rochefort y Brest. Con eso bastaría para garantizar el paso del canal. Los ingleses, que en las cosas del mar siempre han ido un paso por delante, cayeron en la cuenta de que se trataba de un ardid al recibir un informe de un bergantín que había visto a la flota de Villeneuve navegando a toda vela hacia El Ferrol. El Gobierno de su Majestad fue rápido, tanto que al llegar los franceses a Galicia se encontraron con quince navíos ingleses dispuestos a abrir fuego.

Así fue. Villeneuve perdió dos barcos (españoles, por cierto) y se batió en retirada, refugiándose en Vigo. Es aquí donde termina de fraguarse el drama –o la dicha, según se mire– de Trafalgar. Desobedeciendo órdenes de Napoleón, Villeneuve titubeó y, en lugar de poner su proa rumbo al Canal, donde le esperaban las tropas, se dirigió al sur, a Cádiz, puerto donde se encontraba el grueso de la flota española.

Cuando Napoleón se enteró de que su almirante se encontraba en Cádiz y no en Brest (tal y como constaba en sus órdenes), envió a España a otro marino para que le sustituyese. Villeneuve, sabiendo que tenía los días contados, se lo jugó todo a una carta. En el golfo de Cádiz se había concentrado una soberbia flota inglesa, en espera de echar el guante al escurridizo almirante francés. A su frente se encontraba uno de los mejores marinos de todos los tiempos, el legendario Horatio Nelson, ya convertido por entonces en todo un héroe nacional. Lo había ganado todo, hasta el amor de Lady Hamilton, una significada y adúltera dama de la Corte que estaba casada con un diplomático del rey. En la guerra era lo contrario que Villeneuve. Resolutivo, implacable y tenaz. Su aspecto formaba parte de la leyenda; tuerto, manco y lleno de cicatrices. Sus hombres le idolatraban. Asistía a las batallas vestido de gala, luciendo sus muchas medallas y desde la primera línea de combate.

En Cádiz, entretanto, el ambiente andaba muy caldeado. Para nuestros marinos, a quienes la invasión de Inglaterra les traía al fresco, no era un secreto que la flota española se encontraba en muy mal estado. Muchos de sus navíos eran viejos, y otros estaban semiabandonados. Las tripulaciones apenas contaban con el entrenamiento básico, y eso con suerte, porque los recortes presupuestarios impuestos por Carlos IV habían obligado a los capitanes a tener fondeados perennemente sus buques. Salir al mar abierto a vérselas con Nelson y su curtida flota era lo más parecido a un suicidio. Así se lo hizo saber el almirante de la Armada, Federico Gravina, a Villeneuve, pero éste no se avino a razones. Dispuso que el combinado franco-español zarpase el 19 de octubre, organizando la flota en cinco divisiones compuestas por barcos españoles y franceses.

Nelson, informado en todo momento de la cantidad y calidad de los enemigos con los que habría de batirse, apretó los dientes. Se encontraba en franca inferioridad. Villeneuve contaba con 33 navíos, él con 27. La escuadra franco-española aventajaba a la inglesa en número de cañones y en efectivos embarcados. Sin embargo, no se acobardó. Se sabía poseedor de algo que Villeneuve no tenía: coraje, y de unas tripulaciones muy bien entrenadas y dispuestas a dejarse la piel en la batalla. Y es que, para Inglaterra, Trafalgar fue una apuesta a vida o muerte. Nelson era consciente de que si caía derrotado su amada patria no tardaría en sucumbir. El almirante tampoco era ajeno al calamitoso estado en que se encontraba la Armada española, y a lo poco que iban a decidir en el curso de la batalla sus desmotivados capitanes.

El día 21 por la mañana los dos contendientes se encontraban frente al cabo Trafalgar, a medio camino entre Cádiz y Gibraltar, y dio comienzo la batalla con un breve mensaje que Nelson dio mediante banderas a todas sus naves desde el Victory: "Inglaterra espera que cada hombre cumpla con su deber". La flota hispano-francesa se dispuso en forma de media luna, en un fabuloso arco que se extendía más de doce kilómetros. Un espectáculo digno de ver. Villeneuve, confiado en su superioridad numérica, pensó que Nelson enfrentaría sus naves a la distancia de combate y, al uso de las batallas navales de entonces, el vencedor lo decidirían los cañones.
Fernando Díaz Villanueva, www.libertaddigital.com

lunes, 25 de enero de 2010

Capitel románico en Carrión de los Condes


Carrión de los Condes: Monasterio de san Zoilo. Capitel de la vendimia.
Foto: A. García Omedes, www.arquivoltas.com/

Europa aeterna: San Olav de Noruega


San Olav de Noruega nació en el año 995 y murió en el 1030. Fue hijo del rey Harald Grenske de Noruega. De acuerdo a Snorre, fue bautizado en el 998 en Noruega, pero probablemente lo fue por el 1010 en Rouen, Francia, por el Arzobispo Robert. Durante su juventud fue a Inglaterra como vikingo, donde tomó parte en muchas batallas y se volvió seriamente interesado por el cristianismo. Luego de muchas dificultades fue elegido rey de Noruega y cumplió su objetivo de extirpar el gentilismo y hacer a la religión Cristiana la base de su reino. Él es el gran legislador noruego para la Iglesia y como su ancestro (Olaf Trygvesson), lanzó frecuentemente severos ataques a la fe antigua y a las costumbres, demoliendo los templos y construyendo iglesias cristianas en esos lugares. Trajo a muchos obispos y sacerdotes de Inglaterra, como el rey San Cnut lo hiciera después en Dinamarca. Algunos de ellos son conocidos por nombre (Grimkel, Sigfrid, Rudolf, Bernhard). Pareciera que hubo tomado las condiciones anglo-sajonas como modelo para la organización eclesiástica de su reino. Pero al final, la exasperación contra él se tornó tan fuerte que los clanes se rebelaron contra él y acudieron al rey Cnut de Dinamarca e Inglaterra por ayuda. Esta fue gustosamente dada, así que Olaf fue expulsado y Cnut elegido rey de Noruega. Se debe recordar que el resentimiento contra Olaf era debido no sólo contra su ser cristiano, sino también en un alto grado a su valerosa lucha contra la vieja constitución del condado y por la unión de Noruega.Él, es de este modo mirado por los noruegos de nuestros días como un gran campeón de la independencia nacional, y católicos y protestantes cercanos pueden encontrar en San Olaf a un gran modelo.Después de dos años de exilio retornó a Noruega con un ejército y se encontró con los que se le rebelaron en Stiklestad, donde la celebrada batalla se llevó a cabo el 29 de Julio de 1030. Ni el rey Cnut ni los daneses tomaron parte de esta batalla. El rey Olaf luchó con gran coraje y valor, pero fue mortalmente herido y cayó en el campo de batalla, rezando "Dios ayúdame". Muchos hechos milagrosos son relatados en relación con su muerte y su exhumación un año más tarde, luego que la creencia en su santidad se había expandido a gran distancia. Sus amigos, el Obispo Grimkel and Einar Tambeskjelver, pusieron su cuerpo en el ataúd y lo ubicaron en el altar mayor de la iglesia de San Clemente, en Nidaros (ahora Trondhjem). Desde ahí, Olaf ha sido tomado como un santo no sólo por la gente de Noruega sino también por la gente de Roma. Su culto se expandió anchamente en la edad media, no solo en Noruega sino también en Dinamarca y Suecia, incluso en Londres hay en Hart Street una iglesia de San Olaf, dedicada al canonizado rey de Noruega. En 1856 una gran iglesia de San Olaf fue construida en Christiania, capital de Noruega, donde una gran reliquia de San Olaf (donación del museo royal danés) es preservada y venerada. El escudo de armas de Noruega es un león con el hacha de armas de San Olaf en la pata delantera.
es.catholic.net

domingo, 24 de enero de 2010

El SDR del ayer


Arcada neomudéjar de la antigua fábrica de cerveza "La cruz Blanca", en la calle de San Fernando.


sábado, 23 de enero de 2010

Dies Domini 24 de enero de 2010





III Domingo del Tiempo ordinario



Evangelio

Ilustre Teofilo: muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la Palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba, y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en Él. Y Él se puso a decirles:
«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír».
Lucas 1, 1-4; 4, 14-21


Comentario

Qué les pasa a los hombres de esta época?; ¿por qué se les ve tan desorientados?; ¿cómo se explica la voluntad de prescindir de Dios en la visión y valoración del mundo?
Los que manejan los hilos de la cultura han cerrado sus ojos y sus oídos para no ver ni oír a Dios, aunque conozcan los riesgos: «Una determinada cultura moderna, que pretendía engrandecer al hombre, colocándolo en el centro de todo, termina paradójicamente por reducirlo a un mero fruto del azar, impersonal, efímero y, en definitiva, irracional: una nueva expresión del nihilismo» (Benedicto XVI, al IV Congreso Nacional de la Iglesia en Italia). Es evidente que la falta de clarividencia y de vida santa en muchos de nosotros ha contribuido también al oscurecimiento de la fe y al desarrollo de la indiferencia y del agnosticismo teórico y práctico en nuestra sociedad.
El Evangelio del próximo domingo ofrece soluciones y rompe nuestra inercia a la comodidad, aunque pensemos que ya es tarde. Dios sabe esperar, la experiencia de san Agustín es iluminadora: «Demasiado tarde, demasiado tarde empecé a amarte. ¡Hermosura siempre antigua y siempre nueva, demasiado tarde empecé a amarte! Tú estabas conmigo y yo no estaba contigo. Yo estaba lejos, corriendo detrás de la hermosura por Ti creada; las cosas que habían recibido de Ti el ser, me mantenían lejos de Ti. Pero tú me llamaste, me llamaste a gritos, y acabaste por vencer mi sordera. Tú me iluminaste y tu luz acabó por penetrar en mis tinieblas. Ahora que he gustado de tu suavidad estoy hambriento de Ti» (Confesiones, 7).
San Lucas resalta la necesidad de escuchar a Jesús, que viene con la fuerza del Espíritu Santo, despertando la admiración de todos y proclamando que la salvación se está haciendo presente en su persona. Por esta razón puedes sentir cómo te ofrece su misericordia, es decir, tu renovación interior; la oferta de la libertad de la opresión del pecado, porque es especialista en los grandes perdones. La fuerza de Jesús, ungido por el Espíritu, transforma día a día nuestra existencia y nos hace partícipes de su gracia, como hombres nuevos: llenos de fe, cargados de paz en el corazón, de confianza, alegría, libertad interior, con fuerza para perdonar y coraje para testimoniarle, llamados a descubrir al otro como un hermano a quien amar.
En estos momentos seguimos teniendo la gran misión de ofrecer a nuestros hermanos el gran Sí que, en Jesucristo, Dios dice al hombre y a su vida, al amor humano, a nuestra libertad y a nuestra inteligencia; haciéndoles ver cómo la fe en el Dios que tiene rostro humano trae la alegría al mundo.
+ José Manuel Lorca Planes
obispo de Cartagena
y A.A. de Teruel y Albarracín





viernes, 22 de enero de 2010

Narciso Yepes - Concierto De Aranjuez (I)

El Concierto de Aranjuez, interpretado por Narciso Yepes, una de las más grandes guitarras de la Historia. Narciso Yepes se formó en el Conservatorio de Valencia bajo la dirección de Vicente Asencio, un pianista que le motivó a intentar trasplantar a su instrumento musical muchas de las agilidades y recursos que, posibles sobre un teclado, parecían inabordables en una guitarra.

Estos estudios culminaron en una técnica impecable y revolucionaria que pronto hizo destacar a Narciso Yepes sobre otros intérpretes, llamando la atención del director de orquesta Ataúlfo Argenta, quien le hizo debutar en un concierto dirigido por él en 1947. La composición e interpretación de la banda sonora de la película Jeux interdits, de René Clément, en 1952, acabó de impulsar su carrera a nivel internacional.
Numerosos compositores escribieron obras para Yepes, como Bacarisse, Balada, E. Halffter, Montsalvatge, Ohana y Rodrigo, lo que, junto a su labor en la recuperación de numerosas partituras olvidadas, contribuyó de manera decisiva a la implantación de la guitarra como instrumento de concierto con un repertorio propio.

http://www.biografiasyvidas.com/

Nuestra tierra, La Montaña

Santillana del Mar, elegido pueblo más bello de España, es el principal centro de interés histórico - artístico de Cantabria y una de las localidades más visitadas. Su estructura y arquitectura de la Alta Edad Media, cuando era la capital de las llamadas "Asturias de Santillana" ha permanecido casi intacta hasta nuestros días. La Colegiata de Santa Juliana, la obra más importante del románico en Cantabria, es el magnífico colofón de la villa.

cantabriajoven.com

jueves, 21 de enero de 2010

El SDR del ayer


El Muelle santanderino en un día soleado...
Foto: colección de Enrique Curto

La Tauromaquia


1921. Fallece en Madrid el matador de toros santanderino Félix Rodríguez



Félix Rodríguez, el sucesor fallido de Joselito


La historia de Félix Rodríguez es una de aquellas, de las que tanto abundan en el toreo, donde un gran talento y unas cualidades innatas para la lidia se ven malogradas en la plenitud de su carrera.
El caso de Félix Rodríguez es más trágico, pues la causa de su declive y caída radicó en una enfermedad degenerativa que le impidió ocupar el trono del toreo que Joselito había dejado vacante tras su muerte.
La mortal cogida de Joselito en Talavera de la Reina el 16 de mayo de 1920 dejó a Juan Belmonte como único e indiscutible dominador de su época. ¿Fue el ansia de los aficionados, que deseaban encontrar competencia al genial torero sevillano, el que llevó a Félix Rodríguez a ser vaticinado como un “torero de época”? Tal vez. Pero si observamos la corta e intensa trayectoria del malogrado Félix, encontramos a un diestro dotado de una privilegiada cabeza para el toreo, de una regularidad pasmosa y serena y con un dominio en todas las suertes que pocos toreros han conseguido nunca.
Pertenecía ese grupo de matadores poderosos, que van desde Rafael Guerra “Guerrita” o Lagartijo hasta Enrique Ponce o Manuel Caballero, pasando por el propio Joselito, con el añadido de que la técnica de Félix Rodríguez estaba adornada de un arte y un gusto muy personales.
Félix Rodríguez nació en Santander el 23 de junio de 1905, aunque pasó su infancia y juventud en Valencia, donde fue destinado su padre, empleado de ferrocarriles. La afición al toro le apartó de los estudios de perito mercantil que acababa de iniciar. Con 17 años se estrena en la plaza de Valencia en una becerrada. Tras recorrer la región levantina en una cuadrilla de “Niños valencianos”, se presenta en Barcelona donde destaca por su habilidad e inteligencia.
El joven torero montañés supo llevar sus inicios con serenidad y mesura. En la temporada siguiente torea novilladas con picadores en plazas de categoría, pero no es hasta un año después, en 1925, cuando se presenta en Madrid. Su éxito fue tal, que llegó a repetir hasta cuatro veces más en la capital ese mismo año. Ésta fue la temporada en la que se adivinaba un torero de época, hecho que no desmentiría al año siguiente en el que alcanza a torear 45 novilladas.
Es en 1927 cuando toma la alternativa en Barcelona, logrando cortar una oreja tras lidiar un difícil lote. Confirma la alternativa el 24 de abril y repite tres veces más en el coso madrileño. Consigue triunfos sonados en todas las plazas a las que acude, la mayoría de ellas, de gran relevancia, destacando sobremanera en Valencia. Fue la locura. La eclosión del matador santanderino no tenía parangón en lo que a expectativas se refiere. Todas las suertes, - capote, banderillas, muleta y estoque -, tenían cabida de forma lúcida en el repertorio del joven torero.
Pero la siguiente temporada se vio rota por la aparición de una grave enfermedad articular, que la desidia del torero le había impedido atender como se merecía. Por esto y algunas cogidas, 1928 fue un año negro, a pesar de tener un agosto triunfal. Toreó 24 corridas y perdió más de 70 contratadas, una cifra que habla del enorme cartel que tenía.
Siguió toreando los dos años siguientes, pero la terrible enfermedad ya había hecho presa en él y empieza a mostrarse bastante irregular. La gente, pese a todo, le espera en cada actuación, y deben reseñarse algunos éxitos notables. Pero era el canto del cisne para Félix Rodríguez. 1932 será su última y corta temporada de torero. El torero de época que apuntaba Félix se trocará finalmente en un ser inválido y con serios problemas económicos debido a su poca previsión y prudencia.
El recuerdo de Félix Rodríguez es hoy más bien escaso, muy lejos del de Joselito, de quien estaba llamado a ser sucesor y con el que sólo pudo compartir, si bien de distinta forma, su destino trágico. En los años triunfales, Santander y Valencia competían por el paisanaje del torero. Hoy, casi olvidado, en la capital montañesa, acaso por encontrarse escasa de diestros de la tierra, su gran torero pervive en una peña taurina que lleva su nombre.
Juan Estébanez Garrido, www.planetatoro.com

miércoles, 20 de enero de 2010

Con mucho AR-T: Bartolomeo Passarotti

Pescheria. Bartolomeo Passarotti. Galleria Nazionale d'Arte Antica, Roma.



Bartolomeo Passarotti o Passerotti, (Bolonia, 1529- id., 1592) Pintor y grabador italiano. Trabajó con Zuccari. En 1565 pintó su primer cuadro, Virgen y santos. Autor de telas de tema religioso y también buen retratista. Su hijo Tiburzio fue un destacado pintor manierista boloñés.

www.biografiasyvidas.com


Nuestra Zarzuela: Carlos Munguía


Carlos Munguía nació en San Sebastián el 4 de noviembre de 1921. Cuando formaba parte de la Escolanía de los Carmelitas con su hermano, ya se sintió atraído por la música y el canto. A ninguno de los dos les gustaban los deportes. Sólo querían cantar. Y cursaron solfeo, primero en dicho coro y después en el de los Capuchinos y en el del Colegio de los Angeles. Como en ellos se celebraban frecuentes funciones de teatro, participaron en ellas para acostumbrarse a representar y mantenerse tranquilos frente al público. Y así siguió hasta que cumplidos los diecisiete, ya con la voz formada y una buena preparación musical, el maestro Gorostidi, que le conocía desde niño, le llevó al Orfeón Donostiarra, en el que ingresó en 1938.

Verse en esta prestigiosa y laureada coral le llenó de gozo. En ella habría de permanecer durante doce años. Después de tomar parte en varios conciertos, a los diecinueve tuvo su primera actuación como solista en la inauguración de la primera quincena musical celebrada en el Teatro Victoria Eugenia. La obra fue LA DAMNATION DE FAUST de Berlioz, con el Orfeón y la Orquesta Nacional de España, dirigida por Freitas Branco. El éxito logrado sobrepasó sus esperanzas. Pero el canto no le daba para vivir. Trabajaba como jefe de compras en un taller donde le concedían permisos siempre que debía cantar. Así pudo hacer compatibles el medio de vida con su vocación.

En 1950 estrena la ópera de Angel Barrios LA LOLA SE VA A LOS PUERTOS, en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.

Como buen vasco, sentía profunda admiración por las obras de José M.ª Usandizaga y quiso interpretarlas. Lo hizo en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián. Primero MENDI MENDIYAN (1951), luego LA LLAMA (1953) y por último LAS GOLONDRINAS (1954). En las tres le acompañaron, bajo la dirección de Ramón Usandizaga, hermano del autor, María Luisa Nache, Jesús Gaviria, Pilar Lorengar, Rosario Gómez y Pablo Vidal.

Su primer contacto con Ataúlfo Argenta data de 1953. A partir de ahí, casi toda su actividad se vería encauzada por tres batutas bien conocidas: Argenta, Arámbarri y Usandizaga.

En 1955 se presenta en el Teatro Cervantes de Málaga con FAUST, acompañado por Pilar Lorengar, Manuel Ausensi y Antonio Campó. A ésta siguieron LA TRAVIATA y CAVALLERIA RUSTICANA, ambas con Manuel Ausensi. Luego hizo en San Sebastián el “Casio” de OTELLO, con Mario del Mónaco y tras una serie de conciertos inició las famosas representaciones de zarzuelas dirigidas por José Tamayo en Madrid. Fueron éstas DOÑA FRANCISQUITA, para la inauguración del Teatro de La Zarzuela, recién restaurado, alternando con Alfredo Kraus, que empezaba por aquel entonces; LUISA FERNANDA, con Dolores Pérez y Conchita Balparda; BOHEMIOS con Ana María Olaria, en una nueva versión de Rafael Ferrer y Antón García Abril; y PAN Y TOROS, versión de Pablo Sorozábal con Marta Santaolalla, Teresa Tourné y Renato Cesari.

En noviembre de 1957 debuta en el Teatro de los Campos Elíseos de París con la Orquesta de la Sociedad de Conciertos, dirigida por Ataúlfo Argenta.

El Ministerio de Turismo le concedió el Premio Nacional de Interpretación en 1959, y en la década de los 60 interpretó durante el verano la opereta CARNAVAL EN VENECIA, de Johann Strauss, adaptada al castellano y dirigida por José Tamayo, con Ana María Olaria. En 1967 estrena, en el Teatro de La Zarzuela de Madrid, la versión en castellano de MIRENTXU, de Guridi. En 1968 EL MURCIÉLAGO, también de Strauss, con Victoria Canale y Franz Johann. Y en 1975 estrena, en el Teatro-Cine de Onteniente (Valencia), la zarzuela de José M.ª Damunt, SUEÑO DE GLORIA.

Ha representado por toda España, 400 veces DOÑA FRANCISQUITA, 300 BOHEMIOS, 200 EL CASERÍO y LUISA FERNANDA y más de 100 LOS GAVILANES, LOS CLAVELES, LA GENERALA y LA TABERNERA DEL PUERTO. Su última actuación tuvo lugar en San Cugat del Vallés (Barcelona) con DOÑA FRANCISQUITA en 1992. Terminaba así una carrera de más de cincuenta años dedicado a la lírica. La ciudad de San Sebastián le rindió homenaje en un acto de concierto en 1990, y el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife le entregó el Diploma al Mérito Ciudadano en 1993, por haber participado durante veinticinco años en sus Fiestas de Carnaval.

Grabaciones completas:

El barquillero, Los de Aragón, La alegría de la huerta, La alsaciana, La Dolorosa, Los claveles, La boda de Luis Alonso, El baile de Luis Alonso, La alegría del batallón, Los gavilanes, Gigantes y cabezudos, La viejecita, El dúo de La Africana, La tempestad, Doña Francisquita, Las golondrinas, Bohemios, La canción del olvido, Molinos de viento, Luisa Fernanda, El caserío, La del soto del parral, El rey que rabió, Los cadetes de la reina, La Dogaresa, Jugar con fuego, El barberillo de Lavapiés, El asombro de Damasco, Don Gil de Alcalá, Pan y toros, María Manuela, El maestro Campanone, La patria chica, Moros y cristianos, El retablo de Maese Pedro, La bruja, El cantar del arriero, La fama del tartanero, La picarona, El huésped del sevillano, El anillo de hierro, La marchenera. Ed.: Alhambra-Columbia (1954-1960)

martes, 19 de enero de 2010

Montañesismos



cotero. m: Cerro bajo pero de pendiente rápida.
hespirse. prnl: Engreirse, envanecerse.
peal. m. (5ª acep.): Cuerda o soga con que se amarran o traban las patas de un animal.
sarruján. m: Criado del pastor, zagal.

Federico Carlos Gravina




Federico Carlos Gravina y Nápoli (Palermo, 12 de agosto de 1756 – Cádiz, 9 de marzo de 1806) fue un marino y militar español y 12º capitán general de la Real Armada Española.

Célebre por su participación en la Batalla de Trafalgar, fue uno de los más insignes marinos de España, siempre eficaz tanto en sus cargos militares como diplomáticos:

"Gravina es todo genio y decisión en el combate. Si Villeneuve hubiera tenido esas cualidades, el combate de Finisterre hubiese sido una victoria completa". Napoleón Bonaparte, 11 de agosto de 1805


Sus padres fueron Juan Gravina y Moncada, duque de San Miguel, Grande de España de primera clase, y Doña Leonor Napoli y Monteaporto, hija del príncipe de Resetena, igualmente Grande de España. Un tío de Federico, a la sazón embajador de Nápoles en Madrid, solicitó y obtuvo para su sobrino la entrada en la Real Armada Española. El 18 de diciembre de 1775 sentó plaza de guardiamarina mediante un riguroso examen del que salió con mucha honra, fruto de la sobresaliente educación que había recibido en el Colegio Clementino de Roma. Embarcó por primera vez en el navío San José.

En pocos meses fue ascendido a alférez de fragata y estuvo en el Brasil a bordo de la fragata Santa Clara. En el transcurso de esta campaña, cumplió intachablemente su primera misión independiente al conseguir la rendición del castillo de la Ascensión, situado en un islote cercano a Santa Catalina.

En 1777, salvó la vida milagrosamente al varar su barco en el estuario del Río de la Plata, accidente en el que murió la mayor parte de la tripulación.

En 1778, de regreso a España, fue ascendido a alférez de navío y embarcado en jabeques de caza contra piratas argelinos. Ascendido de nuevo a teniente de fragata, obtuvo por primera vez el mando de un barco: el jabeque San Luis con el que participó en el bloqueo de Gibraltar. Sus méritos pronto le valieron los galones de teniente de navío y el mando del apostadero de la bahía de Algeciras.

Participó en la expedición contra Menorca (bajo control inglés), distinguiéndose en el sitio del fuerte de San Felipe. Tras esto y nuevas acciones en el sitio de Gibraltar, siguió su fulgurante carrera de ascensos hasta obtener finalmente el grado de capitán de navío.

En 1785 obtuvo el mando de la flota que combatió en la costa argelina contra la de este país. Se distinguió por su incansable actividad, consiguiendo el rechazo de las fuerzas argelinas.

En 1788 llevó a Constantinopla al embajador Jussuf Efendi. Allí inició observaciones astronómicas y escribió una memoria, iniciando su trayectoria como estudioso. Tras esto mereció el ascenso a brigadier. Por estas fechas tuvo lugar la muerte del monarca Carlos III de España, siendo la fragata de Gravina Paz la primera en llevar la noticia a las colonias, al hacer el viaje Cádiz–Cartagena de Indias–La Habana–Cádiz en menos de tres meses.

En 1790 recibió por primera vez el mando de un navío (la clase de barco de guerra más grande de la época), el Paula. Con éste participaría en la evacuación de Orán, protegiendo la retirada del ejército que abandonaba esas posesiones africanas y se embarcaba hacia Cartagena.

Tras ser promovido a jefe de escuadra, viajó a Inglaterra (ahora aliada de España) con el objetivo de extender sus conocimientos de náutica y tácticas navales. Fue recibido con los mayores honores. A su regreso obtuvo el mando de cuatro navíos, con los que pasó al Mediterráneo y tomó parte activa y destacada en la guerra contra la Francia revolucionaria. Su navío insignia fue el San Hermenegildo, de 112 cañones.

En 1796, tras ser ascendido a teniente general, España firmó el tratado de San Ildefonso con Francia, entrando en guerra contra Gran Bretaña. Combatió como segundo de la escuadra a las órdenes de Don José de Mazarredo.

Tras la firma de la paz recibió el cargo de embajador de España en París. Su cargo diplomático tenía una condición solicitada por él mismo: en caso de guerra, volvería a la actividad naval y militar.

Abiertas las hostilidades con Gran Bretaña, Gravina se trasladó a Cádiz y tomó el mando de la flota de guerra española. Enarboló su estandarte en el navío Argonauta (80 cañones) el 15 de febrero de 1805.

El emperador Napoleón se proponía invadir Gran Bretaña. Siguiendo las órdenes del gobierno de Godoy, Gravina se puso bajo el mando del almirante francés Villeneuve, quien dirigía la escuadra franco-española hasta aguas caribeñas para despistar a la flota inglesa. El objetivo consistía en alejar a la mayor parte de la flota inglesa del Canal de la Mancha para permitir el cruce a los 180.000 hombres que Napoleón tenía aguardando en Texel y Boulogne para atacar Inglaterra.

El engaño surtió, en parte, efecto, puesto que la escuadra inglesa comandada por Nelson partió en busca de la escuadra combinada, sin conseguir interceptarla. Sin embargo, la flota franco-española libró a su regreso la batalla del Cabo Finisterre, perdiendo los navíos españoles Firme y San Rafael. Tras esto se refugió en Cádiz por orden de Villeneuve, contradiciendo el plan original de Napoleón. Los 180.000 soldados franceses nunca embarcaron y fueron desplazados al interior de Europa, participando muchos de ellos en la batalla de Austerlitz.

En Cádiz, Federico Gravina y otros altos mandos españoles, como Cosme de Churruca (al mando del navío San Juan Nepomuceno) o el general Cisneros (al mando del enorme Santísima Trinidad), mantuvieron fuertes discusiones con los mandos franceses. Éstos optaban por salir de Cádiz, mientras que los españoles recomendaban esperar, por ser el viento desfavorable y aproximarse un temporal en la zona. Finalmente la flota zarpó de Cádiz el 20 de octubre de 1805, teniendo lugar al día siguiente la batalla de Trafalgar, desastrosa derrota franco-española frente a la escuadra inglesa.

Federico Gravina resultó herido, logrando llegar con su navío Príncipe de Asturias a Cádiz.

Federico Gravina alcanzó la más alta dignidad militar cuando se le promovió para capitán general de la Armada. Pero sus heridas se agravaron y finalmente murió el 9 de marzo de 1806, con 49 años de edad. Sus restos se encuentran en el Panteón de Marinos Ilustres, de San Fernando (Cádiz).

http://es.wikipedia.org

lunes, 18 de enero de 2010

Reims: Estatua de Santa Juana de Arco

Estatua de Sta. Juana de Arco.Reims.Francia


Esta santa a los 17 años llegó a ser heroína nacional y mártir de la religión. Juana de Arco nació en el año 1412 en Donremy, Francia. Su padre se llamaba Jaime de Arco, y era un campesino.
Juana creció en el campo y nunca aprendió a leer ni a escribir. Pero su madre que era muy piadosa le infundió una gran confianza en el Padre Celestial y una tierna devoción hacia la Virgen María. Cada sábado la niña Juana recogía flores del campo para llevarles al altar de Nuestra Señora. Cada mes se confesaba y comulgaba, y su gran deseo era llegar a la santidad y no cometer nunca ningún pecado. Era tan buena y bondadosa que todos en el pueblo la querían.
Su patria Francia estaba en muy grave situación porque la habían invadido los ingleses que se iban posesionando rápidamente de muchas ciudades y hacían grandes estragos.
A los catorce años la niña Juana empezó a sentir unas voces que la llamaban. Al principio no sabía de quién se trataba, pero después empezó a ver resplandores y que se le aparecían el Arcángel San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita y le decían: "Tú debes salvar a la nación y al rey".
Por temor no contó a nadie nada al principio, pero después las voces fueron insistiéndole fuertemente en que ella, pobre niña campesina e ignorante, estaba destinada para salvar la nación y al rey y entonces contó a sus familiares y vecinos. Las primeras veces las gentes no le creyeron, pero después ante la insistencia de las voces y los ruegos de la joven, un tío suyo se la llevó a donde el comandante del ejército de la ciudad vecina. Ella le dijo que Dios la enviaba para llevar un mensaje al rey. Pero el militar no le creyó y la despachó otra vez para su casa.
Sin embargo unos meses después Juana volvió a presentarse ante el comandante y este ante la noticia de una derrota que la niña le había profetizado la envió con una escolta a que fuera a ver al rey.
Llegada a la ciudad pidió poder hablarle al rey. Este para engañarla se disfrazó de simple aldeano y colocó en su sitio a otro. La joven llegó al gran salón y en vez de dirigirse hacia donde estaba el reemplazo del rey, guiada por las "voces" que la dirigían se fue directamente a donde estaba el rey disfrazado y le habló y le contó secretos que el rey no se imaginaba. Esto hizo que el rey cambiara totalmente de opinión acerca de la joven campesina.
Ya no faltaba sino una ciudad importante por caer en manos de los ingleses. Era Orleans. Y estaba sitiada por un fuerte ejército inglés. El rey Carlos y sus militares ya creían perdida la guerra. Pero Juana le pide al monarca que le conceda a ella el mando sobre las tropas. Y el rey la nombra capitana. Juana manda hacer una bandera blanca con los nombres de Jesús y de María y al frente de diez mil hombres se dirige hacia Orleans.
Animados por la joven capitana, los soldados franceses lucharon como héroes y expulsaron a los asaltantes y liberaron Orleans. Luego se dirigieron a varias otras ciudades y las liberaron también.
Juana no luchaba ni hería a nadie, pero al frente del ejército iba de grupo en grupo animando a los combatientes e infundiéndoles entusiasmo y varias veces fue herida en las batallas.
Después de sus resonantes victorias, obtuvo Santa Juana que el temeroso rey Carlos VII aceptara ser coronado como jefe de toda la nación. Y así se hizo con impresionante solemnidad en la ciudad de Reims.
Pero vinieron luego las envidias y entonces empezó para nuestra santa una época de sufrimiento y de traiciones contra ella. Hasta ahora había sido una heroína nacional. Ahora iba a llegar a ser una mártir. Muchos empleados de la corte del rey tenían celos de que ella llegara a ser demasiado importante y empezaron a hacerle la guerra.
Faltaba algo muy importante en aquella guerra nacional: conquistar a París, la capital, que estaba en poder del enemigo. Y hacia allá se dirigió Juana con sus valientes. Pero el rey Carlos VII, por envidias y por componendas con los enemigos, le retiró sus tropas y Juana fue herida en la batalla y hecha prisionera por los Borgoñones.
Los franceses la habían abandonado, pero los ingleses estaban supremamente interesados en tenerla en la cárcel, y así pagaron más de mil monedas de oro a los de Borgoña para que se la entregaran y la sentenciaron a cadena perpetua.
Los ingleses la hicieron sufrir muchísimo en la cárcel. Las humillaciones y los insultos eran todos los días y a todas horas, hasta el punto que Juana llegó a exclamar: "Esta cárcel ha sido para mí un martirio tan cruel, como nunca me había imaginado que pudiera serlo". Pero seguía rezando con fe y proclamando que sí había oído las voces del cielo y que la campaña que había hecho por salvar a su patria, había sido por voluntad de Dios.
En ese tiempo estaba muy de moda acusar de brujería a toda mujer que uno quisiera hacer desaparecer. Y así fue que los enemigos acusaron a Juana de brujería, diciendo que las victorias que había obtenido era porque les había hecho brujerías a los ingleses para poderlos derrotar. Ella apeló al Sumo Pontífice, pidiéndole que fuera el Papa de Roma el que la juzgara, pero nadie quiso llevarle al Santo Padre esta noticia, y el tribunal estuvo compuesto exclusivamente por enemigos de la santa. Y aunque Juana declaró muchas veces que nunca había empleado brujerías y que era totalmente creyente y buena católica, sin embargo la sentenciaron a la más terribles de las muertes de ese entonces: ser quemada viva.
Encendieron una gran hoguera y la amarraron a un poste y la quemaron lentamente. Murió rezando y su mayor consuelo era mirar el crucifijo que un religioso le presentaba y encomendarse a Nuestro Señor. Invocaba al Arcángel San Miguel, al cual siempre le había tenido gran devoción y pronunciando por tres veces el nombre de Jesús, entregó su espíritu. Era el 29 de mayo del año 1431. Tenía apenas 19 años. Varios volvieron a sus casas diciendo: "Hoy hemos quemado a una santa". 23 años después su madre y sus hermanos pidieron que se reabriera otra vez aquel juicio que se había hecho contra ella. Y el Papa Calixto III nombró una comisión de juristas, los cuales declararon que la sentencia de Juana fue una injusticia. El rey de Francia la declaró inocente y el Papa Benedicto XV la proclamó santa.

Juana de Arco: concédenos un gran amor por nuestra patria.



http://www.ewtn.com/


In hoc signo vinces



Ave crux, Spes unica (Bendita seas Cruz, nuestra única esperanza)

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Entre los escombros de un Haití destruído por las implacables fuerzas de la naturaleza; entre los llantos de miles de almas doloridas que lo han perdido todo, casa, el oscuro e incierto futuro que tenían por delante y a muchos familiares, amigos y seres queridos; cuando reflexionamos ante lo que entendemos como un acto de injusticia irracional incontrolable, cuando las fuerzas de la naturaleza se ensañan contra aquellos que más han sufrido y que más ayuda necesitan; entre la desolación más absoluta, tras la nauseabunda manipulación informativa de las palabras de un Ministro de la Iglesia sobre la tragedia de Haití, surgen imágenes que nos hacen reflexionar y plantearnos desde un punto de vista transcendente el verdadero significado de lo que acontece.
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Entre las ruinas de Port-au-Prince, ante la mirada atónita de unos muchachos que, afortunados, han salvado sus vidas, se alza, humilde, sencilla, pero firme y entera, la Cruz de Cristo. Del Cristo que venció a la muerte en esa Cruz que ha de dar la salvación a todos, damnificados o no, en esta tragedia humana de enormes y trágicas dimensiones, en Haití o en nuestras desoladas sociedades, pobres de puro hedonistas.
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Es un signo visual impactante pero absolutamente real y el mensaje que transmite no es otro que con este signo venceremos a la muerte. In Hoc signo vinces.

domingo, 17 de enero de 2010

Juan de Angustina Carasa

Batalla de Lepanto. 1571.



Juan de Angustina Carasa fue un militar y marinero español, nacido en la localidad de Carasa en Cantabria (España) hacia el año 1535.


Fue capitán de "La Determinada" : una de las galeras españolas que combatió en la Batalla de Lepanto el 7 de octubre de 1571. Durante la batalla, su galera actuo en el ala derecha del cuerpo de batalla dirigida por Juan Andrea Doria. Noticias genealogicas del linaje de Angustina Carasa revelan que al mando de una de las galeras cristianas "se hizo de dos galeras, una de ellas de la comunes, y la otra la del Gran Turco".

Juan de Angustina Carasa siguió combatiendo contra la expansión turca en el mediterráneo más allá de Lepanto. Se le encuentra participando a la reconquista de Túnez dos años más tarde donde contribuye a "apresar el rey de Tunez".

A finales del siglo XVI, Juan de Angustina Carasa regresa a su pueblo de Carasa con un pendon de una galera turca de Lepanto como trofeo que se conservo en la Iglesia de Santa Maria de Carasa (Cantabria) hasta que quedase destruido en un incendio durante la Guerra Civil Española, en agosto de 1936.

Funda capilla en 1585 en la Iglesia Santa Maria de Carasa, localidad de la provincia de Cantabria, "para que hiziese Cruzero con la Capilla de los Maza de la dicha Yglesia". La capilla situada a la derecha frente al retablo, alberga un retablo representando a San Juan Bautista y sobre la imposta dos escudos de Angustina. Es muy probable que le dedicaría la capilla a San Juan Bautista en memorial de la Batalla de Lepanto, o bien en homenaje à Juan de Austria, comandante de la flota cristiana.

Reforma su casa solar en Carasa donde labra sus 2 blasones en su casa solar que existen todavía hoy en día. El primero : el blason de Angustina con la mención "Estas (Armas) Herede", y el segundo escudo con la mención "Estas (armas) gane" con dos galeras embestidas simbolizando la victoria de Lepanto.

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_de_Angustina_Carasa"



sábado, 16 de enero de 2010

Dies Domini 17 de enero de 2010




II Domingo del Tiempo ordinario



Evangelio
En aquel tiempo había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino».
Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que Él diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: «Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo».
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno, y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en Él.
Juan 2, 1-11

Comentario

Espero que no queden en un recuerdo apagado las fiestas de la Navidad, la fiesta de la Sagrada Familia, el Año Nuevo, Epifanía y Bautismo de Jesús, porque significaría que no nos dejaron huella y el dueño de la tierra, el viento, pudo más. Pero no, eso no puede suceder así, sólo guardamos los signos que nos recuerdan lo esencial: las figuras del Nacimiento, las luces y adornos navideños..., pero nos quedamos con la esperanza, la vida que nos ofrece el Señor, la alegría del corazón y los impulsos a la caridad...; nos quedamos con el amor de Dios.
Lo admirable es que caminamos, que la vida sigue, con la oferta de gracia del mismo Dios. Nos ha tocado un tiempo privilegiado y fuerte para disfrutar de la fidelidad de Dios y para perseverar. En esta nueva etapa, el fiel cristiano dispone de un tiempo sosegado y podrá profundizar en Cristo, a lo largo de todo el año, reposando la Palabra de Dios, interiorizándola y revisando sus respuestas, actualizando su vida y acomodándola al misterio del amor de Dios, porque en lo ordinario es donde acontece lo extraordinario.
El evangelista san Juan nos presenta este domingo un acontecimiento de la vida ordinaria, una boda, a la que asisten María, Jesús y sus discípulos. El relato tiene una carga teológica inmensa, aunque esté descrito de una forma sencilla, modesta y discreta, casi de pasada. Parece que todo está centrado en la falta de vino, pero no es éste el centro de la atención. Tampoco hay que quedarse en los diálogos cortos entre Jesús y su Madre, o entre el mayordomo y el novio, aunque tienen su importancia. A propósito de éstos, subrayo el papel de la Virgen, que no parece dudar que su Hijo va a intervenir, aunque le haya dicho que no ha llegado su hora. Ella sabe que lo hará, aunque ignore de qué forma va a hacerlo. Muestra confianza en la soberanía de Jesús.
Fijen su atención en el final del texto proclamado, que ofrece la clave para la reflexión: En Caná, Jesús comenzó sus signos y manifestó su gloria. En Caná se realiza la revelación de la persona de Jesús. Lo que brilla a través del milagro de la conversión del agua en vino, es su gloria, y en lo que se insiste es en la fe de sus discípulos en Él: todo lo demás pasa rápido. A san Juan le interesa destacar que la fe de los discípulos creció y que seguir a Jesús es un proceso que termina en la fe.
Dejen que cale hondo la Palabra y confíen; podrán comprobar, como Natanael, que, si te fías, se cumplirá la promesa: «¿Es porque te dije que te vi debajo de la higuera por lo que crees? Pues cosas mayores verás» (Jn 1, 50).
+ José Manuel Lorca Planes
obispo de Cartagena
y A.A. de Teruel y Albarracín

viernes, 15 de enero de 2010

Nuestra Zarzuela: Guillermo Fernández-Shaw



Guillermo Fernández-Shaw Iturralde, nació en Madrid el 26 de febrero de 1893 y allí murió el 17 de agosto de 1965; hijo de Carlos Fernández Shaw (libretista de "La Revoltosa", "La Vida Breve" y muchas más) siguió sus pasos académicos, estudiando Derecho, profesionales, ejerciendo el periodismo, y vocacionales como libretista teatral.

Es esta la faceta que nos ocupa y en la que sucedió a su padre fallecido en 1911, heredando de él su gracia gaditana y .. su amigo Federico Romero que se convirtió en su colaborador hasta 1951, época en la que estrenaron "La Canción del Olvido" de Serrano en 1916, "Doña Francisquita" de Vives y "El Dictador" de Millán, en 1923, "El Caserío" de Guridi en 1926, "La Rosa del Azafrán" de Guerrero en 1930, "Luisa Fernanda" de Moreno Torroba en 1932, "La Tabernera del Puerto" de Sorozabal en 1936, finalizando su "entente cordial" con "La Lola se va a los puertos" del compositor y guitarrista granadino Angel Barrios sobre la obra de Antonio y Manuel Machado.

Luego todavía estrenó con su hermano Rafael, "El Canastillo de Fresas" de Guerrero en 1951, "El Gaitero de Gijón" de Romo en 1953 y "María Manuela" de Moreno Torroba en 1957. Fue Laureado con la Legión de Honor francesa y su labor literaria se extendió también a la poesía y a la traducción de autores del calibre de Rostand, Goethe y Schiller.


Diego Emilio Fernández Álvarez, www.zarzueleros.com

Spes Nostra

Nuestra Señora de la Esperanza. Parroquia de San Francisco.Santander. Foto: JM





LA ESPERANZA

(Décimas trascendentes)

Esperar sin esperanza,
esperar siempre con fe,
lo que existe y no se ve,
lo que es pura adivinanza,
lo que se trueca en confianza
y es teologal virtud.
La Esperanza es plenitud
de carismas e ideales,
de promesas celestiales,
de vida y de juventud.
^^^^^^^^
Están la muerte y la vida
en una contínua espera.
Y el alma está prisionera
de una esperanza dormida.
En brutal acometida,
se despierta la razón
y ante tanta confusión,
sin que de nada se acuerde,
la Esperanza no se pierde,
se guarda en el corazón.


José María Zandueta Munárriz

jueves, 14 de enero de 2010

Nuestra tierra, la Montaña

Castro Urdiales, Villa Marinera.Iglesia de Santa María de la Asunción y faro del castillo de Santa Ana

Foto: Sergio Marcos, http://todocantabria.blogspot.com/


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