YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

lunes, 6 de agosto de 2012

Valor se le supone...




Tomado de Hermandad de Caballeros Legionarios



Allá por el año 57, la IV Bandera (antes de convertirse en VIII) tenía como mascotas un borrego merino y un mono oriundo de los montes cercanos al Zoco Arbaa de Beni Hasan. Ambos desfilaban con la Escuadra de Gastadores y asistían a las marchas ejercicios y maniobras en que participaba la Bandera, por lo que el mono se había ganado a pulso los galones de Cabo que ostentaba en el uniforme legionario, hecho a medida para él por Pepe el sastre. El mono iba normalmente a caballo sobre el borrego, pero como éste se desbocaba fácilmente y embestía, iba atado a la montura, para que no se bajara en marcha. Como el borrego no tenía freno de mano, el mono descubrió el sólo que tapándolo los ojos con las manos se paraba inmediatamente.

Un día en que el Cabo Balbín, jefe de la Escuadra de Gastadores había ido a Mayoría, el mono se metió en caja y agarrando un fajo de billetes se dio a la fuga. Perseguido por los pasillos acabó subido en el tejado tirando billetes al aire, mientras los legionarios corrían a cogerlos y el Capitán Cajero a punto de explotar, intentaba tirotearlo con su pistola. El Coronel enterado del hecho dispuso que se matara a la mascota. Pero previa solicitud de audiencia se le presentó el Cabo con el mono de uniforme; y al pasar a su despacho saludó la mascota al Jefe del Tercio con la mano en el gorro y un cara tal de pena que el Coronel se echó a reír y lo indultó. Cuento todo esto para demostrar que el mono vivía de milagro y por tanto gozaba de gran consideración en la Bandera.

Pero en el año 57 fue a parar como Bandera Expedicionaria a Villa Cisneros y luego a El Aaiún y se encontraba con la 2ª Compañía cuando empezaron unos tiroteos nocturnos en las posiciones. El furriel de la Compañía una mañana interpeló al Teniente Comandante con la seriedad que el caso requería. ¡Mi Teniente, siento decírselo pero el mono es un cobarde!. ¿por qué lo dices Serrano? Porque cuando hay tiros por la noche se baja de la colchoneta donde duerme y se mete en el saco del pan. Está bien, quítale el galón de Cabo y ponlo en su expediente valor se le supone.

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