YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

lunes, 15 de octubre de 2012

Juan Martín Cabezalero:Comunión de Santa Teresa




Juan Martín Cabezalero (Almadén, 1634 - Madrid, 1673) fue un pintor y dibujante español del Barroco. Nacido en Almadén, estudió con Juan Carreño de Miranda, pintor de corte del rey Carlos II de España. Cabezalero vivió en casa de su maestro hasta 1666. Pocos trabajos de Cabezalero han sobrevivido hasta nuestros días. Su temprana muerte le impidió cristalizar un talento que se prometía fecundo. Antonio Palomino lamenta su fallecimiento, así como su modestia y carácter estudioso. Parece que practicó con éxito la pintura al fresco, pero nada de esto ha sobrevivido. Su estilo estuvo determinado por su característico modelado a base de planos de luz y la influencia de la pintura flamenca, sobre todo su admiración por Anton Van Dyck y sus colores intensos: azules vibrantes, amarillos rojizos y blancos nacarados. La luz y suntuosidad de sus obras nos remiten a la escuela veneciana. Buenos ejemplos de su técnica son el San Bruno en gloria (col. particular), hermosa obra de gran luminosidad, que parece mostrar cierta influencia de los modelos y esquemas de Herrera el Mozo; o sus cuatro grandes lienzos para la capilla de la Orden Tercera, tal vez su obra más ambiciosa y compleja. Sus últimas obras, como la Comunión de Santa Teresa del Museo Lázaro Galdiano de Madrid, revelan una capacidad de monumentalidad y una condición escultórica en las figuras que auguraban un talento pictórico de primer orden. Obras destacadas:  San Jerónimo (1666, Museo Meadows, Southern Methodist University, Dallas) San Bruno en la gloria (Col. particular) Escenas de la Pasión (1667-68, Capilla del Cristo de los Dolores de la Venerable Orden Tercera, Madrid) Asunción de la Virgen (1670, Museo del Prado), antiguamente atribuida a Mateo Cerezo. Comunión de Santa Teresa (1670, Museo Lázaro Galdiano, Madrid) Pasaje de la Vida de San Francisco (Museo del Prado, Madrid)

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