YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

lunes, 1 de octubre de 2012

Marianín y el Manco, roban los conejos al Rey...


Después que el Maraco y Marianín, no sin reparos y sin temores—que deseamos no se confirmen—permitieron que actuúe el fotógrafo, adoptamos, por ver qué pasaba, una postura intolerante: —¡Parece mentira!... ¡Robarle al rey!... El Manco se incorporó, indignado: —Aprecio á Su Majestad más que usted ó tanto como usted. —Luego, ¿es usted monárquico?... —No sé lo que soy... Pero he votado por el rey y votaré por el rey... ¡Es tan simpático!... Yo me he descubierto cien veces al pasar su automóvil por la carretera de El Pardo, y el rey, aunque uno es pobre, contesta siempre, y hasta sonríe... —¡Y le roba usted!... —¡Cómo se pone usted, compadre!... ¿Es que sospecha, compadre, que somos los únicos que le han robado al rey?...


De Crónica, Madrid, 1929

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