YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

martes, 26 de marzo de 2013

1630: Mapa de la costa de Cantabria




Aunque la actividad marítima se mantuvo con mayor o menor intensidad a lo largo del tiempo, fue durante la transición entre los siglos XII y XIII, cuando el rey Alfonso VIII decidió la promoción demográfica y económica de la fachada marítima del reino de Castilla, entonces únicamente limitada a la costa de Cantabria, mediante el otorgamiento del estatuto privilegiado de los fueros a cinco de sus villas: Castro Urdiales (1173), Santander (1187), Laredo (1200), Santillana (1209) y San Vicente de la Barquera (1210). Simultáneamente a la consecución de tal condición, el mismo rey promulgó el Estatuto de Naufragios (1180), y reguló el estratégico comercio de la sal (1203), lo que tuvo como consecuencia, de un lado, la salvaguarda del comercio marítimo y, de otro, el incremento de la actividad pesquera, al facilitar su conservación en salazón y consecuente posibilidad de comercializarlo a distancia.— Imagen de http://www.puertosdecantabria.es

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails