Se denomina al barrio de la ciudad de Santander, formado por un conjunto de calles en la proximidad de la dársena del mismo nombre. Lo forman principalmente la plaza de Puertochico (oficialmente llamada de Matías Montero), una parte de la calle Hernán Cortés, Castelar, Peña Herbosa, Juan de la Cosa, Bonifaz, Casimiro Sainz, Reina Victoria (la parte mas noble de Puertochico) Canalejas y Tetuán. Estas calles fueron en su mayor parte, sede de la antigua población marinera cuando aún no se había trasladado al Barrio Pesquero.
Los bajos de muchas de las casas de Peña Herbosa, Bonifaz y Tetuán fueron bodegas donde, en otro tiempo, se almacenaban las artes, aparejos y los barriles de raba. A mediados del siglo XIX se proyectaron, los nuevos muelles y la nueva población de Peña Herbosa y se realizaron obras de desmonte en la proximidades de Molnedo. Pero fue la dársena la que dio el nombre a esta popular zona urbana de Santander.
En 1942 se aprueba el proyecto definitivo para la realización del poblado pesquero.
Se eligió para su construcción una zona marginal de la ciudad, con escasa comunicación con el resto, para albergar allí a una población ligada a una actividad que, por estar ubicada en un sector geográfico hacia el que se orientaba el crecimiento de la ciudad (Puertochico), obstaculizaba este proceso.
Las primeras viviendas se entregaron a sus ocupantes en 1943, continuando las adjudicaciones hasta 1960. Con la construcción de la Lonja en 1963, se completó la estructura funcional del barrio Pesquero. Desapareciendo con ello para siempre los barcos pesquero de Puertochico-CANTABRIA Y SANTANDER EN EL RECUERDO
YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.
viernes, 11 de julio de 2014
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