La pantoja es una jerga gremial que utilizaron los canteros de Cantabria y muy especialmente los canteros de Trasmiera. El lenguaje está compuesto en su mayoría por giros seudovascos o vascos, ligeramente deformados.
En su origen esta jerga fue introducida por los canteros de Marquina (Vizcaya) que trabajaron en muchas ocasiones con los de Trasmiera. Fueron introducidos en dicha jerga no sólo aquellos vocablos específicos del trabajo de cantería sino giros de otra índole y de un habla popular cotidiana. La mayoría de las voces quedaron, con el uso, más o menos alteradas entre los canteros trasmeranos. Algunas de las palabras de la pantoja fueron recogidas y copiadas por el vulgo ajeno al oficio de los canteros, pero en general no afectó mucho al lenguaje montañés. En la actualidad esta jerga está casi perdida en lo que se refiere a su uso y recuperada en parte gracias a los trabajos de los lingüistas.
YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
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